Toshiko Yuasa nació en 1909, en Tokio. Desde 1927 a 1931 estudió en el Departamento de Ciencia de la Alta Escuela Normal de Mujeres. En 1934, se graduó en física, en la Universidad Bunrika una de las cinco universidades que aceptaban mujeres antes de la Segunda Guerra Mundial.
Ella fue la primera mujer física nuclear en Japón.
Después de graduarse, se dedicó a la enseñanza. Encadenó varios trabajos en lugares distintos: primero, trabajó a tiempo parcial y como asistente en la Universidad Bunrika, donde también comenzó con sus investigaciones sobre átomos y espectroscopia molecular. Más tarde, fue profesora ayudante en la Universidad Cristiana de Mujeres hasta 1937, y en 1938, en la Alta Escuela Normal de Mujeres.
En 1940, gracias a una prestigiosa beca, pudo viajar a Francia para poder seguir investigando. Toshiko Yuasa siempre se interesó por el desarrollo de la radiactividad artificial de Irène y Jean Fréderic Joliot Curie.
Se instaló en el laboratorio de química nuclear del Colegio de Francia bajo la supervisión de Frédéric. Allí, indagó sobre las partículas alfa y beta emitidas por núcleos radioactivos artificiales y el espectro de energía de partículas beta. De esa investigación nació su tesis: “Contribución al estudio del espectro continuo de las radiaciones beta emitidas por los cuerpos radioactivos artificiales” y logró su doctorado en ciencia, en 1943.
En 1945, fue obligada a regresar a su país natal y allí le fue imposible seguir la investigación. Pero ella quería volver a Francia para poder trabajar en el ámbito nuclear. Se mudó a Francia para siempre.
Durante ese período, presentó dos patentes: una “regla de cálculo para medidas de radiactividad en particular” y una “cámara estéreo”.
En toda su carrera profesional, escribió cien artículos académicos y participó en conferencias internacionales: en Ámsterdam, en Oxford, en París, en Londres, en Tokio, en Los Ángeles y en Quebec, entre otros destinos. Además, escribió libros para acercar la ciencia y la cultura francesas a la sociedad japonesa.
En 1962, logró el segundo doctorado de su carrera por la Universidad de Kioto, diecinueve años después de lograr el primero. Asimismo, le concedieron una Medalla con Cinta Morada del gobierno japonés en 1976 por sus esfuerzos para promover intercambios culturales entre Francia y Japón.
Por último, en 2002, la Universidad Ochanomizu, con el apoyo del gobierno francés, creó una beca en su nombre para impulsar a las mujeres a realizar sus estudios en Francia.
A título póstumo, le otorgaron la Orden de la Preciosa Corona de Tercera Clase.
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