Un estudio desvela que ejercitar el cuerpo y la mente puede ayudar a evitar los problemas de memoria a medida que se envejece, y que algunos de estos beneficios pueden incluso ser mayores para las mujeres (UpiNews).
Se trata de los resultados obtenidos en un estudio publicado en la revista Neurology, en que la autora Judy Pa, codirectora del Estudio Cooperativo sobre la Enfermedad de Alzheimer y profesora de neurociencias de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos), analizó la reserva cognitiva, es decir, la capacidad del cerebro para resistir a los efectos de la enfermedad como el Alzheimer sin mostrar un declive en el pensamiento o en la memoria.
Judy Pa señala la importancia de empezar a crear reserva cognitiva ahora, haciendo el símil del banco, “para que esté el dinero en el banco para más adelante” si nuestro cerebro lo necesita. Y, apunta, que nunca es demasiado pronto o demasiado tarde para realizar actividades físicas y mentales estimulantes. Así como, es una buena idea probar nuevas actividades para seguir desafiando al cerebro, la mente y el cuerpo para aprender y adaptarse.
En el estudio participaron 758 personas (edad media de 76 años). Entre las personas participantes había quienes no mostraba signos de problemas de pensamiento o memoria, otras tenían un deterioro cognitivo leve y algunos tenían demencia en toda regla cuando se inició el estudio. El equipo de investigación comparó el resultado de las puntuaciones de las pruebas de velocidad de pensamiento y memoria, y escáneres cerebrales, con los cambios cerebrales asociados a la demencia, para calcular la puntuación de la reserva cognitiva.
El estudio desvela que existe una conexión entre las actividades dedicadas a ejercitar el cuerpo y la mente y la mejora de la función cerebral. Y, además, en los resultados se observa que las mujeres que declararon realizar más actividad física tenían una mayor reserva de velocidad de pensamiento, lo cual no se observó en los hombres. Las mujeres que leían, iban a clase y jugaban a cartas con más frecuencia también mostraban una mayor reserva de memoria.
Judy Pa señala que todavía hay que trabajar más para comprender estas diferencias observadas entre hombres y mujeres, así como, controlar otros factores que podrían haber afectado a los resultados, como el nivel educativo de los participantes. Por tanto, serán necesarios estudios futuros para comprender la relación causal entre el sexo, las actividades de vida y los factores genéticos sobre la reserva cognitiva en las personas adultas mayores, para comprender mejor qué actividades de estilo de vida pueden ser más beneficiosas y para quién.
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