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El pasado martes se organizaron manifestaciones en diferentes ciudades de Sudán convocadas en solidaridad con una presunta víctima de una agresión sexual en grupo en la ciudad de Khartoum, por parte de ocho hombres vestidos de uniforme de las fuerzas de seguridad del país (The Guardian). 

Tras los informes de la agresión, muchas mujeres de las ciudades de Jartum, Bahri y Omdurman anunciaron una marcha espontánea hacia el palacio presidencial del país, portando pancartas en que se reivindicaban lemas como «Las guerras no se libran sobre el cuerpo de las mujeres».

La jefa de la unidad de violencia contra las mujeres del Ministerio de Desarrollo Social de Sudán, Sulaima Ishaq, ha denunciado este hecho, visibilizando que es una realidad que ha pasado a lo largo de la historia, y que sigue pasando en la actualidad en que se utiliza el cuerpo de las mujeres y la violación como parte de trabajo de las fuerzas de seguridad. 

La ONU presentó un informe en diciembre que indicaba que había recibido 13 denuncias de violaciones y violaciones colectivas durante los intentos de dispersar una sentada el 19 de diciembre en la ciudad de Jartum. Ante estos sucesos, cada vez son más las voces de mujeres activistas que unidas en solidaridad encuentran la fuerza para defender que “el cuerpo de la mujer no es un espacio de batallas”. 

Los hombres acusados de la agresión sexual participan del cuerpo de las fuerzas de seguridad que desde el golpe militar que sufrió el país en octubre, que es acusado de utilizar la táctica opresiva de agredir a las mujeres para frenar el movimiento social. 

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