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Seguro que uno de los regalos más solicitados durante estos días entre los y las adolescentes (y también entre los no tan mayores) ha sido el teléfono móvil. 

Nuestros alumnos y alumnas, nuestros hijos e hijas, han crecido con ordenadores, tabletas, dispositivos móviles… y los usan prácticamente a diario, son realmente nativos digitales. 

Estaremos de acuerdo en que no podemos negar que, en la actual sociedad de la información, el acceso a Internet supone un poderoso y potente recurso que deben poseer para acceder al conocimiento inmediato, para establecer relaciones sociales y comunicarse con otras personas a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería diversas. Sin embargo, la clave y el éxito de su manejo es saber hacerlo con responsabilidad, dotándolos de recursos, estrategias y herramientas concretas para poder enfrentarse a posibles situaciones problemáticas de abuso digital que deben identificar para actuar y posicionarse en consecuencia siempre de manera valiente, solidaria y con seguridad. En definitiva,  no se trata de prohibir su uso sino de que éste, se haga de la manera correcta. 

Obviamente, muchas familias dudan a la hora de decidir cuándo es el momento oportuno para regalar un smartphone con todas las indiscutibles ventajas que esto conlleva. No obstante, también con los riesgos e inconvenientes que han de afrontar en un momento de crecimiento personal y aceptación social difícil de encaminar por la cantidad de decisiones que necesitan tomar muchas veces de manera inconsciente y de forma inmediata, sin apenas racionalizar.

La Fundación ANAR ha lanzado una guía para familias con sugerencias sobre las nuevas tecnologías y una serie de potentes consejos que pueden ayudar a las familias a saber elegir cuándo es la edad apropiada para usar los teléfonos móviles y cómo hacerlo. Entre las recomendaciones que se proponen, destacamos las siguientes:

 

– Valorar las circunstancias personales y familiares así como su madurez de cada persona. Retrasar su uso siempre que se pueda.

– Establecer unas normas de uso con limitación horaria y control parental.

– Instalar sistemas de filtro, bloqueo y software de control apropiados para su edad.

– Dialogar conjuntamente con ellos y ellas sobre los peligros que conlleva el uso de los dispositivos móviles cuando se facilitan datos personales o su ubicación actual, es decir, debemos enseñarles a preservar su privacidad y seguridad. En este diálogo hay que advertirles sobre el riesgo de compartir imágenes comprometidas con contenido sexual (sexting) o de sufrir intimidación psicológica (ciberbullyng) Hablemos igualmente para que aprendan a identificar cuando alguien, una persona adulta, intenta controlar tus emociones con la intención de satisfacerse sexualmente (grooming). Enseñarles a aceptar únicamente aquellas solicitudes de amistad de aquellas personas a las que conozcan realmente también es una forma de prevención.

– No compartir contraseñas con nadie, ni siquiera con sus parejas. El control no es una forma sana de relación.

– Fomentar la interacción presencial con sus iguales.

– Estar alerta si existe algún cambio de comportamiento y buscar ayuda de profesionales si se sospecha que la causa sea un uso problemático de abuso digital derivado de las tecnologías.

Así que si hoy, cuando nuestros hijos e hijas abran sus regalos y tengan la suerte e ilusión de encontrarse con un teléfono móvil, hablemos con ellos y ellas con honestidad y confianza de estos consejos. Necesitan de nuestra ayuda para que acompañemos y guiemos este aprendizaje, con la intención de que los usen con sentido común, respeto y responsabilidad para garantizar  un entorno digital seguro.

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