En el currículum escolar todavía las mujeres siguen siendo las grandes olvidadas. Una manera de introducirlas en el aula es a través de las bibliotecas de aula, de las bibliotecas del centro, para trasladarlas al conocimiento que se construye, a las diversas acciones educativas que se implementan en el aula. Investigadoras como Ana López Navajas, que actualmente coordina el proyecto Erasmus+ Women’s Legacy, lo han demostrado en relación con los contenidos curriculares que se imparten,
Existe toda una genealogía de mujeres compositoras, instrumentistas, directoras, cantantes, mecenas o profesoras de música que siguen ausentes del sistema educativo y de los repertorios.
Es muy importante recuperarlas desde los estudios de formación de identidades de género, tanto en la música clásica como en la música popular. Este trabajo ya lleva años de investigación desde la recuperación de sus biografías, de sus obras, visibilizando que transgredieron las normas sociales de la sociedad de su tiempo que las excluían del ámbito artístico. Recuperando y valorando su legado cultural. Estas investigaciones no solo se sitúan en la musicología feminista, también se han abordado desde otros contextos como, por ejemplo, la educación. Lucy Greeen en Música, género y educación (Morata, 2001) muestra cómo la educación participa en la producción y reproducción de prácticas y significados musicales estereotipados, desde el concepto de patriarcado musical y la construcción social del significado de la música.
Existen libros como Feminismo y Música, de Pilar Ramos (Narcea, 2003), Música y Mujeres. Género y poder, de Marisa Manchado (Ed.) (Menades, 2019), Armonías y suaves cantos. Las mujeres olvidadas de la música clásica, de Anna Beer (El Acantilado, 2019), proyectos como La Música Durmiente Quince compositoras de la Historia, de Patricia García Sánchez (2021) con los que acercarnos a mujeres que se dedicaron a la música en todas sus facetas a lo largo de la historia. Hildegarda Von Bingen (1098-1179), la primera persona de quien se conserva música escrita. Francesca Caccini (1587-1641), autora de la ópera más antigua de una compositora. Barbara Strozi (1619-1677), cantante y compositora italiana del Barroco. Élisabeth Jacquet de La Guerre (1665-1729), presentada por su padre a Luis XIV con sólo cinco años de edad y, muy pronto, música de Versailles, renombrada compositora e intérprete de clavecín. Marianna Martínez (1744-1812), la compositora más citada de su tiempo, discípula de Joseph Haydn. Nannerl Mozart (1751-1829), hermana mayor de Wolfgang Amadeus Mozart, una potencial niña prodigio, destacada intérprete en clave y piano, también tenía habilidades para cantar, pero a partir de 1769 no se le permitió mostrar su talento artístico en los viajes con su hermano porque había alcanzado la edad de contraer matrimonio, también compuso obras que su hermano menor utilizó para aprender a tocar el piano. Clara Schumann (1819-1896), niña prodigio, desde septiembre de 1831 hasta abril de 1832, recorrió París y otras ciudades europeas, acompañada de su padre y, en París, Paganini se ofreció a aparecer con ella. Pianista, compositora y profesora de piano fue una de las grandes concertistas europeas del siglo XIX y su carrera fue clave en la difusión de las composiciones de su marido, Robert Schumann. Fanny Mendelssohn Hensel (1805-1847) compositora y pianista, hermana de Felix Mendelssohn. Debido a las convenciones sociales de la época sobre la mujer, varias de sus obras fueron publicadas con el nombre de su hermano. Elfrida Andreé (1841-1929) directora, compositora y organista, pionera de los derechos de la mujer en Suecia. Ethel Smyth (1858-1944), compositora inglesa y una de las líderes del movimiento sufragista inglés. Celia Torrá (1884- 1962), violinista, pianista, compositora, concertista, docente, directora de orquestas y coros argentina, y la primera mujer en usar la batuta en el Teatro Colón de ópera en Buenos Aires. Nadia Boulanger (1887-1979) compositora, pianista, organista, directora de orquesta, intelectual y pedagoga musical. Fue la primera mujer que dirigió un concierto para la Royal Philharmonic Society de Londres (1937), para la Orquesta Sinfónica de Boston (1938) y para la Orquesta Filarmónica de Nueva York (1939). Lili Boulanger (1893-1918) demostró desde pequeña grandes habilidades musicales y fue la primera mujer en obtener el Premio de Roma, beca de arte concedida por el gobierno francés. Como por su salud no podría ser enfermera de guerra decidió fundar el Comité Francoamericano del Conservatorio Nacional, una organización encargada de dar apoyo moral a los músicos combatientes en guerra para mantenerlos comunicados entre ellos y ayudar a sus familias. Ruth Crawford Seeger (1901-1953), compositora y etnomusicóloga. Rosita García Ascot(1902-2002), compositora y pianista española, única mujer integrante del denominado Grupo de los Ocho, equivalente musical de la Generación del 27. María Luisa Ozaita (1939-2017), pianista, clavecinista, musicóloga, directora y compositora española. Pionera de la difusión de música hecha por mujeres, miembro de La Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y fundadora y presidenta de la Asociación Española de Mujeres en Música… Todas ellas, una pequeña muestra, arrinconadas en los márgenes, invisibilizadas para la mayoría de la ciudadanía, aun cuando fueron compositoras o intérpretes igual o más excelentes que sus coetáneos. Por eso deberían aparecer también en los libros de texto. Y formar parte de las actividades que se proponen al estudiantado.
En música clásica, el estudio Género Sinfónico, que el grupo de investigación de la UCM realizó en 2011, visibilizó que el 30% de integrantes de orquesta sinfónica en España eran mujeres, pero también que conforme se asciende en el poder dentro de la orquesta, tanto la figura del director como de concertino, la ocupan hombres.
El jazz, por ejemplo, también adolece de este mismo silenciamiento porque, desde la primera época, la investigación muestra destacadas instrumentistas como Mary Lou Williams, que influyó en Dizzy Gillespie o Thelonius Monk. Y hay otras invisibilizadas que rescata, por ejemplo, Alexandra Daoud, como Donlly Jones, Valaida Snow, Lil Hardin Amstrong, Dulve Emma Marrett, Billi Pierci, Lovie Austin, Jeanette Kimball, Alice Coltrane o Hazel Scott, por ejemplo.
En otros libros también podemos saber más de las mujeres ligadas a la música popular como “La venganza de las punks”, de Vivien Goldman (Contra,2020), o “Las chicas son rockeras. El poder femenino en la música” de Miguel Ángel Bargueño (Cúpula, 2019), desde contextos distintos. También existen diversas biografías sobre mujeres músicas. O propuestas más asequibles para poder escucharlas, como la playlist sobre mujeres en el rock que propone Eduardo Umaña (2018), desde Janis Joplin o Sister Rosetta Tharpa a Patti Smith, PJ Harvey o Dolores O´Riordan de The Cranberries. O novelas gráficas como Love Me Please. Janis Joplin (1943-1970), de Nicolas Finet y Christopher Degreff (Alhoa, 2021).
El sexismo en la industria musical, ligada a la música popular, relega a las mujeres a vocalistas, ignorando que son músicas y compositoras. Lo denuncian reiteradamente. Por ejemplo, en 2020 la británica Dua Lipa, visibilizó la presión y la ansiedad que produce tener que demostrar continuamente su valor creativo. También denunció la cosificación a la que se las induce vinculándolas a estereotipos. Billie Eilish también ha sufrido esa crítica sobre sus cuerpos. bodyshaming en toda regla.
Para acercar a las niñas y niños a algunas de estas mujeres, los libros informativos son muy importantes en las bibliotecas. También para disponer de recursos a la hora de trabajar en clase, con referentes de diversos estilos y diversas partes del mundo.
En música clásica tenemos Maria Callas (Mujeres Extraordinarias, Salvat), Maria Callas, de Manuel Margarida e Inês Galo (Parramón, 2013), o Maria Callas, de Carla Garaus y Marta Zapata (Galobart, 2019).
Relacionadas con la danza, Isadora Duncan. La bailarina del mar, de Patricia Alonso (S.L. Hotel Papel, 2010); Isadora Duncan (Mujeres Extraordinarias, Salvat); Anna Paulova (Mujeres Extraordinarias, Salvat). Y relacionadas con la danza y el flamenco, Carmen Amaya, de M.Isabel Sánchez (Alba, 2018).
En el jazz, podemos contar con Billie, de Itziar Miranda, Jorge Miranda y Lola Castejón (Edelvives, 2016); Ella Fitzgerald (Mujeres Extraordinarias, Salvat); Ella Fitzgerald, de M. Isabel Sánchez (Alba, 2017) y Aretha Franklin, de M. Isabel Sánchez (Blackwell, 2020).
En folk, Violeta Parra, de Nadia Fink y Pitu Saá (Chirimbote, 2016) y Mercedes Sosa. Para Chic@s (Chirimbote).
En música tropical, The Life-La vida de Celia, de Patty Rodriguez y Ariana Stein (Lir Libros, 2017); My Name is. Me llamo Celia de Monica Brown y Rafael López (Taylor Publishong, 2015).
En country, Dolly Parton, de M. Isabel Sánchez (Frances Lincoln Chilfren´s books, 2019).
Y en rock, Janis Joplin, de Soledad Romero (Books Kids, 2020) y los libros Rock and Colors, 1 y Rock and colors,2, de Ana Ramos, que incluyen a Amy Winehouse, Madonna, Gloria Gaynor, Kylie Minigue, Olivia Newton-John, Nina Simone, Björk, Janis Joplin, Patty Smith, Lady Gaga, Destinity´s Child, Etta James, Tina Turner, Nina Simone o Vanessa Paradis.
Si se quiere, es posible incluirlas en el currículum. También en las lecturas no escolares de las niñas y de los niños. Como cantaba Bebe, “Hoy vas a ser la mujer que te dé la gana ser”. Saber que muchas otras ya lo han hecho y lo hacen cada día, es importante como testimonio para las niñas.
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