
Beatrice Masini y Fabian Negri han publicado su libro “Las amigas que me gustaría tener” (Laberinto,2021), Premio Especial del Jurado en los Premios Andersen 2019 – premios considerados «Pequeños Premios Nobel» de la narrativa infantil, un galardón internacional que concede la International Board on Books for Young People (IBBY), como reconocimiento a una «contribución duradera a la literatura infantil y juvenil”- , en el que recogen a veintidós protagonistas femeninas de la literatura, incluyendo numerosas protagonistas de Literatura Infantil y Juvenil (LIJ). Y entre ellas a Bibi de la danesa Karin Michaëlis (su nombre de nacimiento era Katharina Marie Bech Brøndum). En danés Bibi se publicó en 1929. Los libros de Bibi se publicaron en siete volúmenes entre 1929 y 1939 y fueron un éxito internacional.
No había leído a Michaëlis, así que una amiga librera me consiguió la primera edición de Bibi editada en julio de 1934 por Juventud, ilustrado por Hedvig Collin. Este libro está agotado hace muchos años. En las librerías de segunda mano todavía se puede encontrar alguno, y son totalmente asequibles, pueden costar lo mismo o diez euros más que cualquier otro libro actual. La emoción de tenerlos entre las manos y de leerlos, saber que somos la continuación de una cadena de lectores-as y que hubo niñas (la autora lo dedica explícitamente a las niñas que nunca han estado en Dinamarca) que lo leyeron durante la II República y en la dictadura cuando pudieron acceder a él , encontrando otra manera de ser niña, es muy bonito.
Bibi tiene once años, quiere descubrir el mundo, le gusta la gente. Su padre, jefe de estación, deja que viaje con un billete que le permite como hija de ferroviario viajar por todo el país, pero lo hace sola. Es independiente, rompe esquemas, es despistada, inteligente, amable, justa y tiene mucho carácter. A su madre la desheredan al casarse con su padre. Era una condesa. Bibi escribe en sus viajes cartas a su padre, llenas de faltas de ortografía y de vida. La novela explica la vida cotidiana, sobre todo rural (las tradiciones en torno a los entierros, las bodas, las cosechas, las comidas, la indumentaria…), también recupera alguna figura histórica femeninas relevante. Bibi cambia su nombre con el de una amiga porque no le gusta el suyo, sueña con dar la vuelta al mundo con su padre, ya que su madre muere muy pronto. También dibuja muy bien, hasta sonámbula, y las deliciosas ilustraciones de Collin recogen su manera de expresar el mundo. Viaja con personas muy diferentes, en carreta, en tren… y se muestra como una convencida animalista que se opone al maltrato animal. Michaëlis también compartía esa necesidad de proteger a los animales de la crueldad y del abandono humanos.
Creo que Bibi hubiera sido una amiga estupenda de Pippi el personaje de Astrid Lindgren editado en 1945 ( dieciséis años después de publicarse por primera vez Bibi), considerado el punto de inflexión en el que comienza la LIJ contemporánea, y del transgresor personaje de Matonkiki, la prima de Celia, el personaje de Elena Fortún. A Bibi la expulsan de los colegios porque causa “intranquilidad y desorden”, entra con animales en clase o contrata organilleros para que amenicen las clases con su música desde la calle, porque en la escuela se aburre soberanamente. También reflexiona sobre las clases sociales “En Dinamarca hay una gran cantidad de nobles, que hace tantos años que son nobles y tantos siglos que viven en castillos, que han llegado a creer que son de carne y sangre distintas de las del resto de los mortales”. En la escuela se burlaban de Michaëllis porque era pequeña, gorda y tenía estrabismo. Todo eso no la definió. Al contrario.
Debemos tener en cuenta siempre el contexto socio cultural de la época. La lectura crítica también nos ayuda a cuestionar la ideología implícita en los libros que leemos. Aparecen huellas de la mentalidad racista de la época, como el estereotipo de los gitanos que roban niños-as con la intención de adoctrinar a los lectores en la obediencia a las normas sociales, como muestra el estudio editado en 1993 del antropólogo holandés Jean Kommers sobre este tema en la literatura infantil moderna, recuperado en ¿Robo de niños o robo de gitanos? Los gitanos en la literatura infantil, que en 2016 editó la Universidad de Sevilla. También el tratamiento de los negros cuando por ejemplo la voz de la autora (no de Bibi) habla de las Indias Occidentales “que es de donde proceden el azúcar, el ron y los negros”, objetivando a seres humanos. O reflejando (esta vez sí, desde la voz protagonista de Bibi), un hecho habitual en las conversaciones de la época en su contexto, que consistía en que si se hacía algo que no se debía se podía “tener hijos negros”.
Michaëlis (1872 – 1950) fue profesora y escritora, posicionándose como antifascista y antinazi. Su padre, Jacob Anthoniusen Brøndum, era empleado de telégrafos y un eminente francmasón. Su madre Nielsine Petrine Bech era guirnaldista de flores. Su abuela y su tía Sophie jugaron un papel importante en sus primeros años. Su hermana era la filántropa danesa-estadounidense Alma Dahlerup, que brindó apoyo a los marineros daneses durante la ocupación alemana de Dinamarca en la Segunda Guerra Mundial, mediante transmisiones de radio y conferencias y, como presidenta de la Asociación de Mujeres Estadounidenses Danesas, se la recuerda por recaudar fondos para la estatua del escritor danés Hans Christian Andersen en el Central Park de Nueva York en memoria del 150 aniversario de su nacimiento.
Durante la Primera Guerra Mundial, Karin Michaëlis participó activamente en el trabajo humanitario en Austria. Fue muy amiga de la a pedagoga austriaca Eugenie Schwarzwald , impulsora de la educación femenina en Austria. En 1914, Karin Michaëlis publicó el ensayo La escuela de la alegría sobre el modelo pedagógico impulsado por su amiga. También fue una periodista muy activa que cubrió los problemas políticos y sociales a nivel europeo, como la pobreza en Alemania en la década de 1920, y luchó por varias causas en periódicos daneses, alemanes y austriacos. Michaëlis advirtió del peligro que suponían Mussolini y Hitler. En 1932 participó en un congreso contra la guerra en Amsterdam defendiendo la objeción de conciencia y la necesidad de la educación para la paz, en la educación de las niñas y niños. A partir de 1933, acogió a personas que huyeron de Alemania en su propiedad en Thurø , incluidos el dramaturgo Bertolt Brecht , Helene Weigel actriz y directora de la Berliner Ensemble , casada con Brecht, y la escritora Maria Lazar. La misma Michaëlis tuvo que refugiarse en Estados Unidos en 1940, con la invasión de Dinamarca, hasta que acabó la guerra. En 1932 Michaëlis recibió la Condecoración de Honor por Servicios a la República de Austria y la Orden del León Blanco en Checoslovaquia. Tras el ascenso del fascismo, sus libros fueron prohibidos en Alemania e Italia.
Karin Michaëlis durante más de medio siglo no escribió solamente LIJ, escribió más de 50 libros en danés, alemán e inglés, escribió muchos cuentos, treinta y seis novelas, nueve libros para niños y dos autobiografías, contando con éxitos internacionales como La criatura (1902) y La edad peligrosa (1910). Sus obras se han traducido a más de veintitres lenguas.
En su vida privada Michaëlis se casó dos veces y se divorció en ambos casos, su primer marido Sophus Michaëlis también era escritor; su segundo marido el diplomático Charles Emil Stangeland estaba descontento con las actividades literarias y políticas de su mujer. Resultaría muy extraño idear un personaje como Bibi y renunciar a algo que amaba tanto como para dedicarle su vida: la escritura. Durante varios años, viajó por todo el mundo para dar conferencias multitudinarias. En el lugar donde impartió su conferencia sobre la liberación de la mujer (De Hoxer,2019), fue recibida por manifestantes que estaban en contra de su mensaje feminista.
Ya en 1927, fue galardonada con el Tagea Brandts Rejselegat, un premio danés dedicado a las mujeres que han realizado una contribución significativa en la ciencia, la literatura o el arte. En 2006, se fundó la Sociedad Karin Michaëlis con el objetivo de difundir el conocimiento sobre su vida y sus escritos.
Como destaca Marika Dalmaso (2000), Michaëlis es la gran desconocida de las escritoras nórdicas, aunque con ella desaparece el tono moralizante y didáctico en la LIJ y se incluye la igualdad sexual y el equilibrio ecológico.
Sigue siendo una de las escritoras de LIJ más olvidadas. Una de las que se debe recuperar desde la Herstory de la LIJ.
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