El nivel de la enseñanza secundaria y del bachillerato descenderá todavía más el próximo curso. Alumnas y alumnos de la ESO podrán pasar de curso con dos suspensos, y las y los de bachillerato podrán presentarse a la Selectividad con un suspenso. ¿Qué ha motivado semejante devaluación en educación? El hecho de que en España el alumnado es repetidor tres veces más que la mediana europea. 

A fin de remediar el desastre no se ha recurrido a aumentar el profesorado para reducir la ratio por aula o para clases de refuerzo, sino a la simpleza de, “muerto el perro, muerta la rabia”. No aprendes lo suficiente, pues te exijo menos. No sabes, no importa. Sigue adelante hasta que vivas en una enorme bola de ignorancia.

El grado de instrucción ha ido disminuyendo con el paso del tiempo. Ahora los currículos escolares son más extensos porque hay más historia que conocer y más adelantos científicos y técnicos que estudiar, pero esto no significa que a cada curso de cumpla el programa ni, como acabamos de consignar, se exija el debido conocimiento. En el siglo XVI, el preciado jurista, político y ensayista Michel de Montaigne fue educado en latín; aquí, hasta mediados del siglo XX esta lengua se estudiaba en el bachillerato durante los siete cursos.  Cuando la obligatoriedad fue anulada, solo sus enseñantes lo lamentaron. ¿Para qué una lengua muerta? Y es cierto, sin ella la humanidad ha seguido avanzado en ciencia y técnica.

La supresión del latín viene a ser solo un símbolo, también un presagio de la creciente pobreza en cultural general. Obtención del certificado de las ESO sabiendo poco, del título de bachiller sin merecerlo. Poca ilustración, pocas herramientas para pensar, para interpretar los acontecimientos, para votar con conocimiento de causa. Pero España habrá dejado atrás la mácula de las repeticiones.

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