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Marina Hyde, columnista en The Guardian, narra en su columna cómo el pasado marzo un extraño la acosó por la calle. Cuando fue a recoger a su hijo de la escuela, un extraño comenzó a perseguirla y a insultarla. 

Cuenta cómo sintió un gran miedo en el momento, pero después se sintió avergonzada de haberlo tenido, ya que ocurrió a la luz del día y con el acosador a cierta distancia de ella; que no había comparación con otras cosas o casos de acoso que ocurren. Incluso, pensó que no tenía derecho a decírselo a la policía, ya que “no era nada”. Además, cuando ya estaba con su hijo caminando, el acosador continuó insultándola por su orientación sexual y persiguiéndola. 

En su narración, señala que le dijo al acosador que la dejara en paz en voz alta para que otras personas que estaban a su alrededor pudiesen oírlo y ayudarla. Desgraciadamente, eso no ocurrió. Por lo tanto, Marina Hyde decidió que nunca más iría por ese mismo camino para que no le pasara de nuevo. 

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