Ana Vidu y Ramón Flecha. Foto cedida por Ana Vidu

Cuando llevamos a cabo la primera denuncia por acoso sexual contra el catedrático más reincidente de la UB, como primera víctima en aportar mi testimonio, sufrí muchas represalias y sin apoyo no hubiera podido aguantar todas las críticas y comentarios, aparte de varias declaraciones. Tanto en Servicios Jurídicos como en la Comisión de la igualdad se me atacó en lugar de defenderme y solo me sentí apoyada en la declaración ante la Fiscalía. 

Tuve el apoyo de las personas de mi grupo de investigación, así como de mi director de tesis, el catedrático Ramón Flecha, que denunció por mí y abrió el camino a muchas víctimas, que nunca dudó en apoyar. En este post de Facebook queda claro su apoyo en uno de los momentos duros de rechazo de mi tesis doctoral.

Pero, ¿por qué otra gente no me apoyó? Desde el momento en el que puse la denuncia, muchas personas no solo no me apoyaron, sino que me dieron la espalda, dejaron de hablar o miraron para otro lado. No me sorprendió de los pocos que también son acosadores, pero sí de la mayoría de profesoras, profesores y estudiantes. Una explicación a esa actitud está en las represalias que sufren las personas que apoyan. Estos ataques y difamaciones van en muchos casos desde críticas directas, ataques personales, comentarios despectivos, bullying en las escuelas de los hijos e hijas, o amenazas de muerte a las 3h de la madrugada. Todas las personas que me apoyaron a mi sufrieron ataques, lo que se conoce como Acoso Sexual de Segundo Orden (SOSH) o Violencia de Segundo Orden (SOV). Si las personas podían hacer SOV es porque esta realidad no estaba condenada, no estaba contemplada en la legislación.

La nueva legislación de la figura de violencia de segundo orden en la Ley catalana 5/2008 implica un crucial avance para todas las víctimas, ya que a partir de ahora no se sentirán tan solas, porque cada vez más personas se atreverán a apoyarlas, sin miedo a sufrir represalias; porque cada vez más víctimas podrán convertirse en supervivientes y tener éxito en sus vidas. Y hoy siento una alegría muy profunda porque muchas chicas ya no tendrán que pasar por lo que he sufrido yo. 

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