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Como pasa en todos los espacios en los que se permite y se encubre el acoso sexual y a los hombres acosadores, la cultura popular no es una excepción.  Esta semana detuvieron a un miembro de la colla de castellers de Barcelona por abusar presuntamente de ocho menores de la colla.

Al día siguiente, el jefe de colla expulsó al presunto agresor, posicionándose claramente contra el acoso, mientras que colegas de este abandonaba la colla por presunto encubrimiento. Los hechos denotan que  el acoso sexual no es exclusivo de un colectivo o de un movimiento, sino que persisten en todos los espacios en los que se consiente el acoso y se silencia.

El presunto caso que ha salido a la luz no es un caso aislado, romper el silencio en un ámbito conlleva que salgan más casos y más denuncias si se protege a las víctimas y se deja de encubrir a los agresores. Como ya hace tiempo que está haciendo la iglesia con su posicionamiento de rechazo a los abusos sexuales. 

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