Un reciente estudio publicado en la revista Violence Against Women relaciona si puede haber una posible correlación entre un estudiante chico que recién empieza la universidad y su posibilidad de perpetrar una agresión sexual. El estudio Correlates of Incoming Male College Students’ Proclivity to Perpetrate Sexual Assault examinó la propensión de los estudiantes universitarios varones entrantes a perpetrar agresión sexual en una gran universidad pública situada en el Noreste de Estados Unidos, durante el verano del 2010. El análisis se realizó en un muestra de (n = 1,619). De estos, el 78% tenía entre 18 y 21 años y el 17% tenía entre 22 y 24 años. El 72.3% de los estudiantes de primer año asistieron a la orientación para nuevos estudiantes.
El procedimiento consistió en invitar a los estudiantes a completar una encuesta en papel antes de ver un programa de educación para la intervención de los testigos (bystander intervention) y la prevención de violencia sexual, durante la orientación de los nuevos estudiantes (tasa de respuesta del 99%). El consentimiento en las relaciones sexuales se explicó verbalmente durante la orientación, y los estudiantes también recibieron una copia del formulario de consentimiento y lo firmaron antes de realizar la encuesta. Un total de 1.722 estudiantes varones completaron la encuesta, que incluía preguntas tanto sobre la propensión a perpetrar acoso sexual, como sobre la intervención de los bystanders, así como la aceptación social de “los mitos de la violación”.
En general, la propensión autoinformada para llevar a cabo un acto de acoso sexual fue baja (entre un 20 y un 26%). La percepción de los estudiantes de que un compañero intervendría como bystander activo se asoció negativamente con la proclividad, mientras que la aceptación de ciertos mitos sobre la violación se asoció positivamente con la proclividad. Es decir, si saben que un testigo intervendrá, hay menos probabilidad de ejercer un acto considerado acoso sexual; mientras que, si la cultura de la violación está más aceptada, la probabilidad del acoso es mayor. En base a estos hallazgos, se pueden llevar a cabo futuras recomendaciones para seguir avanzando en los esfuerzos de prevención de las agresiones sexuales, también con el ánimo de poder intervenir antes de que las violencias ocurran.
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