Los centros penitenciarios han sido tradicionalmente espacios dominados por la presencia masculina. Sin embargo, con el paso de los años la presencia femenina ha ido en aumento. Esta realidad ha evidenciado la falta de oportunidades que tienen estas mujeres y la urgente necesidad de implementar programas que faciliten su futura inserción laboral y social.
En esta línea, el nuevo programa STRIVE (Strength Through Restoration, Independence, Vision and Empowerment) de la prisión Mountain View, de Texas, tiene por objetivo la inserción laboral y social de las mujeres una vez dejen el sistema penitenciario. Concretamente, pretende que las mujeres salgan del centro con un empleo esperándolas. Para esto organizan actividades que se articulan alrededor de dos ejes. Por un lado, la promoción de espacios de diálogo que ayuden a poder sobrellevar la situación traumática que les supone el proceso de encarcelación y, por otro, la adquisición de habilidades para la inserción laboral, como conocimientos de informática, habilidades de oficina y prácticas de entrevistas.
De momento es un programa pequeño de 12 semanas y cuenta con 31 mujeres. Actualmente, están llegando a la mitad del programa y las mujeres ya reconocen que han percibido cambios que esperan que les faciliten la vida cuando salgan y les impidan reincidir. Candice Diaz, una de las mujeres participantes, defiende que el programa implementado en su unidad “ha abierto un montón de puertas. Las otras unidades son solo una prisión”. Diaz se refirió también a que, en ocasiones anteriores, salir del centro no era suficiente para mantener a sus tres hijos puesto que no tenía trabajo y por eso había vuelto a reincidir. En cambio, ahora “no tengo que hacer eso. No tengo que preocuparme por conseguir un trabajo o por dónde voy a dormir”. Además, el impacto de la participación en STRIVE ha llegado también a los hijos e hijas de estas mujeres, que afirman que han podido percibir cambios en sus madres.
De momento es un programa pequeño, pero tanto las mujeres participantes como los oficiales de los centros penitenciarios confían en que va a servir como un primer piloto para que STRIVE crezca y pueda llegar y ayudar a más mujeres en situación de encarcelamiento.
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