Esta semana vuelve a ser noticia la recientemente galardonada con el Premio Nobel de Economía, Esther Duflo junto a su marido y colega Abhijit Banerjee, al apelar a la necesidad de destapar por qué la economía convencional actualmente ha perdido la confianza de las personas en cuanto a la capacidad de ofrecer soluciones eficaces a los grandes desafíos del siglo XXI, como, por ejemplo, la pobreza. Por ello, ambos se posicionan sobre la necesidad de derrumbar los mitos más preciados por los y las economistas porque carecen de sustento científico y, por lo tanto, no ofrecen respuestas que contribuyan a la mejora. Como defiende la autora, se trata de una situación similar a la que vive también la política, en ambas áreas la confianza de las personas es muy baja.
Según publica la BBC, Duflo hace referencia a la evidencias que aporta en su nuevo libro recientemente publicado “Good Economics for Hard Times”. Muestra un enfoque para aliviar la pobreza en el que se argumenta que el pensamiento económico tradicional centrado en Occidente no ha podido explicar cómo beneficiar al trabajador y consumidor promedio en un mundo cada vez más globalizado. La causa, basarse en mitos extendidos, aceptados y considerados ampliamente como verdaderos, que son una importante barrera a la mejora ya que son tomados como referencia en el diseño de políticas. Considera que es clave desenmascararlos ya que conllevan ineficacia, pero también desencanto y pérdida de credibilidad.
Uno de estos mitos es dar por hecho que lo que más motiva a las personas es el dinero, cuando en realidad muestran que en tiempos difíciles más que ganar unos dólares adicionales lo que motiva más son “los objetivos, la pertenencia y la dignidad”. Algo que, dicen, los y las economistas no tienen en cuenta a la hora de hacer sus modelos, y lo consideran un “punto ciego en la economía”. Se considera el incentivo como una medida potente, algo a lo que la gente responde de manera contundente, cuando en realidad en un estudio que realizaron Duflo y Banerjee preguntando directamente a las personas, los resultados no lo mostraban así. Resultados que pueden dar una explicación al hecho de que la movilidad estadounidense está empezando a disminuir.
Otro mito que consiguen desmontar es la medida por la que apuestan los y las políticos en relación con los sistemas impositivos, que las personas más ricas paguen más impuestos. Señalan que no solo gravar a quienes más tienen genera más beneficios. Primero, porque las compañías lo que pueden hacer es bajar los ingresos para evitar estos impuestos. Y, segundo, porque esto solo será efectivo si la subida de impuestos va acompañada de ayudas específicas y de la mejora de los servicios para quienes más lo necesiten, es decir, qué hacemos y cómo invertimos estos impuestos.
Según Duflo, los y las economistas son más importantes que nunca en el mundo polarizado de hoy. En cambio, no se centran en los temas que realmente importan a las personas.
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