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El 18 de enero de 2015, Chanel Miller, quien durante años respondió al pseudónimo Emily Doe, sufrió una brutal agresión sexual cuando estaba en una fiesta celebrada por Kappa Alpha (KA), una de las fraternidades del campus. Su declaración fue impactante y conmocionó a la audiencia pública. Su caso también despertó indignación porque el agresor, que inicialmente se enfrentaba a una pena máxima de 14 años y sobre el que cargaron tres delitos diferentes de violencia sexual, finalmente fue penalizado con 6 meses de cárcel, de los cuales sólo cumplió 3. Según publica el medio buzzfeednews.com, el juez dijo que temía que una sentencia más larga tuviese un “grave impacto” en un campeón de natación que aspiraba a competir en los Juegos Olímpicos. 

Tras lo ocurrido, Standford se comprometió públicamente a colocar, en el lugar donde Miller fue asaltada, una placa con parte del mensaje de su impactante testimonio y así inmortalizar su historia. Chanel Miller ya se ha encargado de hacerlo escribiendo Know My Name, el libro en el que cuenta lo ocurrido y que, tal y como declara para BBC, escribió porque sentía la necesidad de arrojar luz a tantas mujeres que tienen que atravesar por una experiencia similar. Sin embargo, el jardín que Standford ha construido donde ocurrió todo aún no cuenta con esa placa recordatorio y, según la web Dear Visitor, tras fracasar en el proceso de acuerdo con Miller sobre qué mensaje plasmar, aún en primavera de este año la Universidad no tenía destinado un presupuesto para llevar a cabo este gesto. No hay nada allí que haga mención a lo sucedido. 

Esta situación ha inspirado el proyecto solidario de un grupo de estudiantes, de la misma institución universitaria, que han creado el proyecto Dear Visitor con el fin de homenajear a la superviviente de forma pública, interactiva y contribuir, a través de la realidad aumentada, a la conservación de la memoria sobre los hechos. Además de ofrecer un banco de recursos en relación a qué hacer y dónde acudir en caso de haber sufrido agresión sexual, la idea pretende hacer llegar a las y los estudiantes que han ingresado en la institución posteriormente a lo ocurrido y que, en general, lo desconocen, qué ocurrió en ese lugar, recuperando parte del relato de la víctima y el mensaje que, siguiendo su deseo habría plasmado esa placa. La iniciativa incluye la reflexión de otras alumnas y alumnos comprometidos con la eliminación de esta problemática porque, más allá de la visita virtual, para dar sentido y significado al lugar el principal propósito es que el debate sobre un tema prioritario en el campus como es la erradicación de la violencia sexual, permanezca abierto e incluya cada vez más voces. La organización aspira a contribuir a que las víctimas de violencia sexual se sientan representadas y su historia no caiga en el olvido pues es muy importante que su experiencia permanezca en la memoria colectiva para evitar que se den otras versiones de lo ocurrido o que pueda ocurrir a otras personas. 

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