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Previas investigaciones ya han demostrado el impacto de la comunidad en el bienestar de la víctima. ¿Pero, sabemos realmente cómo hacerlo? Si un amigo o una amiga nos cuenta una situación de acoso, ¿sabemos qué responder, cómo actuar, qué preguntar o qué no conviene decir? A estas preguntas también se pretende dar respuesta desde la investigación científica, cuidando no solo a la víctima directa, sino también a quien la apoya.

Victoria Banyard, la autora principal del concepto bystander intervention, se plantea en un artículo, junto a otras colegas, cómo ser amigos y amigas de las víctimas y qué impacto tiene la comunidad en las experiencias sexuales no deseadas [Friends of Survivors. The Community Impact of Unwanted Sexual Experiences]. Las autoras parten de la realidad que las víctimas de una agresión sexual, tienen más tendencia a revelar su experiencia a un amigo o una amiga; en el 80% de los casos es a sus iguales a quien primero se lo cuentan. Por esta razón, los mecanismos de prevención tienen que enfocarse cada vez más a cómo ayudar a estos apoyos informales y a la vez imprescindibles.

Es este sentido, el estudio se centra en analizar las percepciones de aquellos amigos y amigas que han sido “escogidos” por una víctima para contarles su experiencia. Con una muestra de 1,241 estudiantes de grado de la Universidad de New Hampshire, Banyard y sus colegas encontraron que aproximadamente a una de cada tres chicas estudiantes universitarias y a uno de cada cinco estudiantes varones, un amigo o una amiga les dijo que habían sido víctimas de una experiencia sexual no deseada. Sin embargo, la diferencia de género está ante la reacción que estos amigos y amigas habían tenido hacia la víctima. Las mujeres reconocieron tener más angustia emocional en la reacción, mayores respuestas positivas y menor confusión en comparación con los hombres.

Con estudios científicos en esta línea, se sigue viendo cómo los y las informal helpers [ayudantes informales] tienen un papel clave en dar una respuesta de apoyo segura que nunca culpabilice o revictimice a la víctima. De esa respuesta depende en muchas ocasiones cómo la persona superviviente va a progresar en el proceso de denuncia o de su propio bienestar. Medidas como listen, believe, support [escuchar, creer, apoyar] han sido muchas veces las formas más básicas e iniciales de respuestas de apoyo.

Las implicaciones de este artículo animan al desarrollo de material educativo claro y específico para ayudar a la comunidad a enfrentar y responder de manera efectiva a las experiencias sexuales no deseadas que se dan en los campus universitarios y que cada vez más ya no se viven en silencio. Gracias también a estudios como este, que avanzan en apoyar a quien apoya, dotando de mecanismos a los bystanders activos.

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