El soldado estadounidense Bradley Manning fue detenido en Bagdad en mayo de 2010 acusado de haber filtrado al portal Wikileaks miles de documentos clasificados referidos a Afganistán e Irak. No eran documentos de los que la cúpula militar pudiera sentirse orgullosa, sino todo lo contrario, motivo por el cual el peso de la ley cayó sobre Manning, así como sobre Julian Assange, fundador de Wikileaks, las vicisitudes del cual son bien conocidas.
En agosto del 2013, Bradley Manning fue condenado por un Tribunal Militar a 35 años de cárcel y a ser expulsado del ejército con deshonor. La ley establecida así lo dictaminaba, haciendo caso omiso de las graves infracciones mostradas en los documentos filtrados. Manning habría envejecido en presidio a no ser por la gracia del presidente Barak Obama, tres días antes de que dejara la presidencia de los Estados Unidos.
Quedó en libertad después de permanecer cuatro años en prisión y después de que, en el ínterin, Bradley consiguiera una reasignación de sexo y pasara a ser Chelsea Manning. Sufrió incomprensión y maltrato, pero actualmente es una mujer de 34 años con larga melena y facciones armoniosas, activista en favor de la comunidad LGTBI. Fue valiente al proporcionar a Wikileaks información comprometedora que debiera haber conducido a la condena de los ejecutores y no de los mensajeros. Una trayectoria azarosa la de Chelsea Maning, porque enfrentarse al aparato del Estado, de cualquier Estado, es una misión altamente peligrosa.
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