La reducción del estrés es hoy día una preocupación importante en el contexto de la vida actual y dadas nuestras actividades cotidianas. Muchas disciplinas están investigando maneras de prevenir y superar esta problemática.
En el estudio Urban Nature Experiences Reduce Stress in the Context of Daily Life Based on Salivary Biomarkers, las investigadoras de Universidad de Michigan han analizado la reducción del estrés a través del contacto con la naturaleza. Dicen que, mientras que la relación entre los dos factores está ya bien establecida, se sabe menos sobre la contribución de los parámetros de contacto como duración, frecuencia y calidad de la naturaleza.
Este estudio describe la relación entre la duración de una Experiencia en la Naturaleza (EN por sus siglas en castellano) y los cambios en dos biomarcadores fisiológicos del estrés: el cortisol salival y la alfa-amilasa.
De esta manera, las autoras presentan el primer estudio que emplea una evaluación de medidas repetidas a largo plazo y la primera evaluación en la que los participantes en el estudio son libres de elegir la hora del día, la duración y el lugar de su EN, en respuesta a las preferencias personales y al cambio de horarios diarios.
Durante un período de estudio de 8 semanas se pidió a 36 habitantes urbanos que tuvieran una Experiencia en la Naturaleza, definida como pasar tiempo en un lugar al aire libre que brinda un contacto con la naturaleza, al menos tres veces a la semana durante 10 minutos o más.
El objetivo era el cumplimiento en el contexto de una oportunidad impredecible para tomar una píldora natural. Los participantes proporcionaron muestras de saliva antes y después de su EN en cuatro puntos durante el período de estudio. Las muestras anteriores a EN establecieron la trayectoria diurna de cada indicador de estrés y estaban en línea con los resultados publicados de experimentos más estrechamente controlados. Para el cortisol salival, una EN produjo una caída de la hormona en un 21.3%/hora, más allá de la caída diurna del 11.7%. La eficiencia de una píldora natural por tiempo gastado fue mayor entre 20 y 30 minutos, después de lo cual los beneficios continuaron acumulándose, pero a una tasa reducida. Para la alfa-amilasa salival hubo una caída del 28.1%/hora después de ajustar su aumento diurno del 3.5%/hora, pero solo para los y las participantes que estaban menos activ@s sentad@s o caminando. Resulta que el tipo de actividad no influyó en la respuesta al cortisol.
De esta manera, los métodos para este estudio de manejo adaptativo de la restauración basada en la naturaleza abren nuevos caminos al abordar algunas complejidades de medir una dosis de naturaleza efectiva en el contexto de la vida diaria normal, al tiempo que eluden las limitaciones de un estudio clínico de dosis-respuesta de farmacología.
Los resultados proporcionan así un punto de partida validado científicamente para los profesionales de la salud que recetan una píldora natural a los que están bajo su cuidado. Según las autoras, esta línea de investigación es oportuna a la luz de la expansión de la urbanización y el aumento de los costos de atención médica.
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