La FIFA tiene un objetivo para el año 2026: que haya en todo el mundo un total de 60 millones de jugadoras. Para lograrlo su presidente, Gianni Infantino, ha confirmado que el máximo estamento del fútbol mundial va a dedicar un fuerte impulso económico duplicando su presupuesto e invirtiendo 1000 millones de dólares durante los próximos cuatro años, según informa El Español.
El 7 de junio de 2019 el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y la directora ejecutiva de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), Phumzile Mlambo-Ngcuka, firmaron durante la Convención de Fútbol Femenino de la FIFA el primer memorando de acuerdo de la historia entre ambas instituciones.
El objetivo del acuerdo fue crear conciencia sobre el fútbol femenino y su repercusión en la salud, el empoderamiento y los modelos de conducta positivos para mujeres y niñas en todo el mundo. Phumzile explicó en una entrevista que, gracias a la existencia de modelos visibles de mujeres que destacan jugando al fútbol, las niñas, los niños, las mujeres y los hombres verán por igual lo que pueden lograr las mujeres y ese ejemplo les podrá servir de inspiración. En esa misma entrevista explicó que la participación de las niñas en el deporte se asocia con un efecto multiplicador en numerosos resultados en términos de desarrollo, desde la salud hasta la educación, pasando por el liderazgo y muchos otros, con beneficios que pueden durar toda la vida.
Han pasado unos meses desde que la FIFA iniciara este movimiento para impulsar el crecimiento del fútbol femenino. Este estamento cree firmemente que el fútbol proporciona un beneficio muy importante a las niñas que se involucran en el juego: el empoderamiento. Por ello uno de los elementos claves de la estrategia es motivar el empoderamiento a través del fútbol, haciendo que más niñas se involucren en el juego.
Como ya hemos dicho en este diario, entendemos que no se trata de que más niñas jueguen al fútbol y menos a otros deportes tradicionalmente más femeninos. El objetivo es que aquellas que sueñen con hacerlo no dejen este sueño por el camino debido a barreras ajenas a su deseo como son la brecha de género y la desigualdad en el deporte.
Aunque el camino en el cambio cultural y social no es siempre fácil, los primeros pasos ya se han dado. El pasado Mundial de Francia 2019 fue el mejor ejemplo para escenificar esta progresión en el fútbol femenino. Unos 1.120 millones de espectadores siguieron el campeonato, lo que supone más del doble de los que vieron la Copa del Mundo de Canadá en 2015.
El próximo 2023 se celebrará la siguiente Copa del Mundo y el reto es que este Mundial tenga un alcance aún mayor que el de Francia 2019. La puja por acoger el gran evento del fútbol femenino a nivel de selecciones se cierra en diciembre y será ya en el mes de mayo de 2020 cuando se dé a conocer el nombre del país anfitrión.
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