Son numerosos los casos que desde hace años apuntan el riesgo que existe en las redes sociales, especialmente relacionados con la ineficacia de normativas que normalizan y potencian situaciones y conductas que ponen en peligro la integridad de las personas, especialmente de aquellas más vulnerables. Entre estas, cabe destacar el ciberacoso, las difamaciones o los mensajes de odio. Del mismo modo que también es un espacio de intercambio de conocimiento y prevención, hoy en día se demuestra que el riesgo en las redes sociales de sufrir violencia, acoso o presión de cualquier tipo existe de forma alarmante.
El reciente suicidio en Malasia de una adolescente de 16 años que puso a juicio de los y las usuarias de instagram la decisión de acabar o no con su vida es uno de los trágicos ejemplos. Las investigaciones científicas, que profundizan en la socialización preventiva de la violencia, apuntan la importancia de promover amistades seguras y reales que puedan servir de mecanismos de prevención para los chicos y las chicas ante las presiones sociales. Así mismo, desde la línea de investigación, destaca la importancia de crear en todos los contextos espacios seguros y de confianza y solidaridad con el fin de poder prevenir y actuar ante cualquier situación de acoso o de riesgo.
A pesar de que el suicidio continúa siendo un tabú a nivel social, la emergencia a la que nos exponen las elevadas cifras supone un reto social, académico y político a abordar de forma clara y rigurosa, profundizando en las causas que llevan a hombres y mujeres a ello para poder trabajar de forma preventiva.
Coordinadora del Metoo University