
Es habitual ver clases de primaria en las que los más populares o los que más protagonismo tienen son los chicos que encajan en el modelo de masculinidades tradicionales dominantes (MTD). En estas clases, estos chicos tratan mal y desprecian tanto a las chicas como a otros chicos, mientras el resto calla. En estas situaciones, quienes más sufren son las víctimas directas, pero también sufren los espectadores que observan a diario episodios de violencia o de desprecio.
A veces se asume que en los cursos superiores de primaria y en la ESO esa situación irá a peor, como si la escuela no pudiera hacer nada al respecto, como si el 100% de la responsabilidad de todo ese sufrimiento fuera externo al centro.
Sin embargo, sabemos que si aplicamos en las aulas las actuaciones de éxito que han demostrado mayor impacto social en la erradicación de la violencia y la mejora del clima escolar, es posible revertir este tipo de situaciones. Además, si al implementar estas actuaciones ponemos el foco en la promoción de las Nuevas Masculinidades Alternativas (NAM), el éxito está asegurado.
Las NAM representan chicos igualitarios y seguros y, al contrario de las Masculinidades Tradicionales Oprimidas (MTO), no se someten a las amenazas y coacciones de los chicos violentos. En todas las clases de primaria hay varios chicos que cumplen con esta definición, y cuando se les da protagonismo y atractivo, estas actitudes solidarias y contrarias a la violencia florecen.
Pero es importante tener en cuenta que nunca lograremos este cambio si intentamos hacerlo desde el lenguaje de la ética: “No está bien tratar mal a los demás” o “¡qué buena persona es!”. El cambio de actitud de los chicos se logrará si unimos ética y deseo, utilizando el lenguaje del deseo dirigido hacia los chicos con actitudes igualitarias y contrarias a la violencia: “¡Qué bien os lo pasáis con este chico!” o “cada vez que os veo jugando en el patio pienso: ¡qué suerte tienen todos y todas de tener en clase a un chico como Juan, con quien se lo pasan en grande, les trata de maravilla y además saben que les va a defender cuando lo necesiten”.
Al mismo tiempo, podemos utilizar ese lenguaje del deseo para quitar atractivo a las actitudes dominantes: “Antes he visto a unos chulitos en el patio, ¡qué lástima me han dado! Se hablaban fatal, y en su cara se notaba que estaban tristes y aburridos”.
Al principio, quien dice este tipo de comentarios es el profesor pero, si lo hace con frecuencia, en poco tiempo el alumnado empezará a utilizar este lenguaje para fortalecer las actitudes NAM de forma natural.
Cuando se logra que los chicos más populares de una escuela o instituto sean NAM, aquellos con comportamientos violentos, si quieren seguir teniendo éxito, se verán obligados a cambiar de actitud. De esta manera la buena convivencia estará asegurada.
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