La pobreza afecta desproporcionadamente a las mujeres y la infancia en todo el mundo, aumentando su vulnerabilidad y limitando sus oportunidades. Esta realidad no es exclusiva de algunos contextos únicamente sino que se manifiesta de muchas formas y a través de multitud de situaciones en las que las mujeres y las niñas acaban siendo objeto de explotación a causa de ello. Un ejemplo es el fenómeno del sex for rent (sexo por alquiler) que se está dando en Irlanda y del que hace unas semanas se hacía eco el medio Beat 102103, la principal estación de radio del país.
La práctica del sex for rent consiste en un abuso, exigir sexo a cambio de vivienda, por parte de los arrendadores aprovechando la precariedad económica de mujeres marginalizadas. Según recoge Beat 102103, este fenómeno ha sido registrado ya en varias regiones de Irlanda y afecta principalmente a mujeres que ya se encuentran en situaciones vulnerables debido a la pobreza, la falta de vivienda asequible y el desempleo.
Organizaciones pro derechos de las mujeres han señalado que la crisis habitacional y el aumento del costo de vida están empeorando esta problemática. Las mujeres que no tienen los suficientes recursos para pagar el precio que se pide por un alquiler se ven forzadas a aceptar estos intercambios abusivos, lo que perpetúa un ciclo de explotación sexual.
La situación es un llamado urgente a la sociedad y autoridades irlandesas para que tomen medidas efectivas para proteger a las mujeres de estos abusos, asegurando condiciones de vida dignas y accesibles para todas las personas y de paso una invitación para el resto a revisar el estado de la cuestión en nuestros propios contextos.
La explotación sexual es una grave vulneración de los DDHH que pone en riesgo la seguridad física y emocional de las víctimas y socava su dignidad. Es esencial aumentar la conciencia sobre esta lacra y avanzar de cara a fortalecer los mecanismos de apoyo y protección para las mujeres en situaciones de vulnerabilidad.
