El pasado sábado 6 de octubre fue hallado el cuerpo de Viktoria Marinova, de 30 años, según informa Europa Press. Marinova era periodista búlgara y productora de la emisora TVN, fue agredida sexualmente y luego asesinada mientras investigaba un colosal fraude por apropiación indebida de fondos de la Unión Europea, según el último informe presentado por la periodista.
Según informa la policía, la violación y asesinato no estarían relacionados con el trabajo de investigación periodística de Marinova, aunque tanto representantes del Parlamento Europeo como grupos anticorrupción exigen una investigación exhaustiva sobre el horrible suceso. El Ministro de Interior búlgaro, Mladen Mladenov, ha calificado como “excepcionalmente brutal” el asesinato ocurrido en Ruse, una ciudad al norte de Bulgaria. Marinova apareció en un parque con mucha vegetación y habría muerto por un golpe fuerte en la cabeza y por asfixia.
A pesar de no estar clara la relación con su trabajo periodístico, Marinova es la tercera periodista asesinada en lo que va de año, por lo que la demanda de rendición de cuentas a aquellas personas que pretenden amedrentar a los y las periodistas que destapan la corrupción es cada vez mayor, especialmente por parte del Comité para la Protección de Periodistas. También recordamos a la periodista Daphne Caruana Galizia, quien fue asesinada con un coche bomba en Malta el pasado octubre y a Ján Kuciak, asesinado a tiros en Eslovaquia en febrero.
Marinova, además, trabajaba en programas sobre temas sociales y realizaba actividades solidarias y caritativas. Su calidad como profesional regida por valores éticos y honestos no cesó a pesar de la peligrosidad que suponía destapar escándalos de corrupción de tal envergadura. Transparencia y justicia es lo que perseguía con su labor periodística y, a pesar de haber hallado la muerte, su coraje y valentía ha hecho que nuestra sociedad avance en el camino hacia la justicia e igualdad para todos y todas.
