
Empar Navarro Giner, maestra de profesión, nació en Valencia, el 27 de noviembre de 1900. Fue especialista en párvulos. De ella se dice que fue pedagoga renovadora, feminista, republicana, nacionalista… Estudió Magisterio en la Escuela Normal de Valencia. Sus especialidades fueron Párvulos y Primaria de niñas.
Tuvo una importante relación con la Institución Libre de Enseñanza. Participó en un curso dirigido por Ángel Llorca, símbolo de la pedagogía renovadora republicana.
La consulta de su cuaderno, fruto de esos cursos, permite conocer la ideología pedagógica de Amparo Navarro, que podría resumirse en el lema “preparar para la vida”, que la orientó en su tarea docente. Para ello creía necesaria una escuela en la que predominaran “orden, ritmo, estética y alegría”. Sobre todo en los primeros niveles educativos, consideraba que “con una disciplina amplia y pensada, con un movimiento rítmico y alegre, con un poco de visión de los problemas por parte del maestro, la escuela será vida y será un éxito”.
La observación directa, el orden y la alegría, el sentimiento y la pasión, características tanto de su propia personalidad como de la Escuela Nueva, explican su total identificación con los presupuestos innovadores, que desarrollará tanto dentro de la escuela, procurando “adaptar a mi temperamento todas estas ideas fundamentales: orden, limpieza, disciplina y lógica”, como en experiencias extraescolares, intentando hacerlas realidad en las colonias infantiles en las que participó de manera activa.
Estos ideales pedagógicos, esta preocupación por no desvincular la escuela de la realidad cotidiana, la razón del sentimiento, la cabeza del corazón, la llevaron a reivindicar el uso del valenciano en las escuelas, lo que se convertiría en uno de los ejes centrales de su existencia y en todo un compromiso pedagógico, político y vital.
Respecto a sus ideas sobre la mujer, coincide con su profesora María Carbonell y Concepción Arenal en que la educación de las mujeres es básica para la regeneración del hogar y de la sociedad, y que es imprescindible una educación basada en los rasgos que definen su feminidad, que las forme para ser mejores madres. Pero estos iniciales planteamientos fueron madurando y radicalizándose durante el período republicano, lo que la llevó a exigir la plena igualdad de derechos con los hombres y a comprometerse con los presupuestos de n feminismo de izquierda que exigía la transformación de la vida cotidiana a la par que la social. Feminista consecuente, lo fue en su vida privada y pública.
El compromiso político de Empar Navarro hizo que participara activamente en la campaña electoral de 1936, en la que pronunció mítines a favor del Frente Popular y acudió al Congreso Internacional de Mujeres contra la guerra y el fascismo (París, 1937), en representación de Mujeres Antifascistas de Valencia. Por sus ideas feministas, reclamó la creación de escuelas nocturnas para la educación de las mujeres adultas, sobre todo obreras, en las que “no solamente se las enseñe a leer, escribir y algo de aritmética (…), sino que reciban clases de cultura feminista (…), en donde se pueda influir en su ánimo, en su espíritu, elevando sus sentimientos”.
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