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La Organización Mundial de la Salud reconoce que los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la Agenda 2030 sólo se podrá alcanzar si se incluye a personas de todas las edades. Por ello, empoderar a las personas de la tercera edad y facilitar su plena participación e inclusión con un buen estado de salud será imprescindible para reducir las desigualdades. Además, a las mujeres de edad se les suman aquellas desigualdades debidas al género  ya que, a pesar de tener una mayor esperanza de vida, se enfrentan a mayores niveles de soledad, niveles educativos y de renta más bajos y mayor aislamiento y desprotección durante el envejecimiento.

 

En esta línea EuropaPress da cuenta de un reciente estudio que aporta luz con sus resultados, al apuntar en su conclusión final que personas mayores de 50 años que han dedicado al menos 100 horas al voluntariado al año (lo que corresponde a unas  dos horas a la semana) demuestran tener un riesgo sustancialmente menor de mortalidad y de desarrollar limitaciones físicas, al mismo tiempo mayores niveles de actividad física posterior y una mejor sensación de bienestar más adelante, en comparación con las personas que no realizan ningún trabajo de voluntariado. 

 

Se trata de un estudio llevado a cabo en Estados Unidos en que han participado cerca de 13.000 personas a quienes se llevó un seguimiento durante cuatro años. A pesar de ser un estudio a gran escala, no se considera suficiente para desarrollar intervenciones de salud pública basadas en el voluntariado, aunque sí muestra que el voluntariado está asociado con un riesgo reducido de deterioro funcional (por ejemplo, reduce riesgo de hipertensión, enfermedades cardiovasculares y deterioro cognitivo) y de la mortalidad.

 

A ello también hay que sumar un aumento del bienestar al ver cómo la actividad altruista protege del sentimiento de soledad, depresión y desesperanza. A su vez, destaca que las personas adultas de edad poseen una amplia gama de habilidades y experiencias que pueden ser aprovechadas para el bien de la sociedad a través del voluntariado. Algo que plantea tanto la recomendación médica, como el diseño de políticas dirigidas a mejorar la salud y la sociedad a la vez. 

 

La neuróloga Rita Levi Montalcini en una famosa entrevista ya dijo que el cerebro a los 100 años puede estar igual en capacidad e ilusión que a los 20, y cuando se le preguntaba cómo conseguirlo, respondía:  “Mantén tu cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar, y nunca se degenerará”.

Algo que se puede alcanzar, según aportan este y otros estudios, fomentando  comunidades capaces de hacer aflorar los mejores sentimientos, como la solidaridad, en su día a día. 

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