A nivel internacional, la Comunidad solidaria y religiosa de Sant’Egidio lanzó un llamado a la solidaridad y la defensa de las personas ancianas con el fin de lograr una sanidad no selectiva.
Durante la pandemia de la Covid-19 las personas ancianas se han visto en riesgo en muchos países europeos debido a las medidas de cribaje y selección sin criterio científico según edad.
La comunidad reivindica la aplicación de las buenas prácticas para todas las personas para transformar las tristes historias de mortalidad de personas ancianas especialmente en residencias, que se han visto las últimas semanas. El papa Francisco definió como “cultura del descarte” el hecho de privar a personas mayores el derecho universal a la sanidad.
La campaña ha recibido adhesiones muy diversas, de mujeres y hombres muy reconocidos en el mundo de la ciencia, la cultura y la política. Mujeres como Aleksandra Dulkiewicz, alcaldesa de Danzica, Polonia, Simonetta Agnello Hornby, escritora, Reino Unido, Irina Bokova, exdirectora general de la UNESCO, miembro del alto comité por la fraternidad humana, Bulgària, Navi Pillay, jutgessa, presidenta de ICDP, Sudáfrica, Stefania Giannini, directora general adjunta de la UNESCO o Annette Schavan, exministra federal alemana de Educación i Recerca, Alemania así como hombres como el filósofo alemán Jürgen Habermas, Michel Wieviorka, sociólogo, presidente de la Fondation Maison des Sciences de l’Homme de París, Francia o Hombres reconocidos como Manuel Castells, profesor de sociología de la Universidad de California Berkeley, España.
La campaña ya ha llegado a 13 países del mundo y pretende lograr una mayor responsabilización social, así como la aplicación total del rigor y el criterio científico por encima de criterios edistas en el tratamiento sanitario.
