Rosa Roig Soler, maestra

“Nunca te has de manifestar impotente, jamás, aunque cada clase constituya una lección de humildad, porque la ciencia no tiene límites y las inteligencias de los alumnos son laboratorios que debes movilizar”. Con estas palabras concluye Rosa Roig una de las últimas cartas que escribe poco antes de morir.

Rosa Roig nació en 1890, en Marça (Tarragona). Estudió Magisterio en la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio de Madrid, donde recibe una excelente formación como profesora de escuela normal. En 1913, una beca de ampliación de estudios le permite recorrer la Europa pedagógicamente más moderna. A su regreso, se incorpora a su plaza en la Escuela Normal femenina de Baleares, en la que trabajará hasta 1936. Además, fue miembro fundadora del Ateneo y de la Junta Protectora de la Infancia y prestigiosa columnista de los principales periódicos de la isla, como pedagoga y como mujer, rompe moldes en la sociedad de aquel momento.

Dejó testimonio de su pensamiento pedagógico y de su práctica docente en diversos documentos inéditos. Así sabemos que usaba numerosos recursos didácticos en el aula: mapas, imágenes, textos, películas, etc. Una metodología de enseñanza activa, excursiones complementarias, itinerarios guiados e incluso viajes pedagógicos convierten su práctica docente en un modelo para el magisterio balear. Colabora en numerosas actividades pedagógicas, cívicas y culturales organizadas en Mallorca.

Gran lectora, llega a adquirir una extraordinaria autoformación, lo cual le permite pronunciar conferencias que en su momento son muy comentadas y admiradas. Diserta con detalle y profundidad sobre cuestiones éticas, filosóficas y poéticas en los espacios más diversos y ante los públicos más variopintos —en el Ateneo, en asociaciones femeninas, en clubes de ocio, etc.— Sus constantes y numerosos artículos publicados en la prensa local le valen la fama de persona polémica y contestataria. Semanalmente, durante los años que vivió en Mallorca, colabora, entre otros, con el periódico La Almudaina. En él se recogen artículos de Rosa Roig sobre temáticas muy diversas, como infancia, educación de la mujer, literatura, historia y pacifismo. Entre ellos, hizo una dura crítica hacia prácticas que ella consideraba aberrantes, como la de enseñar a los niños himnos militares, comprarles juguetes bélicos o permitir que los huérfanos acompañaran los cortejos fúnebres de las familias acomodadas por unas míseras monedas. Para ella, la infancia constituye una etapa esencial para el desarrollo del ser humano.

Tampoco son bien acogidas sus opiniones sobre la condición femenina. Aun sin adoptar una postura de compromiso radical, sus palabras desprenden una gran fuerza reivindicativa: “Sí, la mujer de nuestros días se atreve a pensar que no puede ni debe continuar siendo flor de estufa o instrumento de placer, pues las morbosas herencias paganas y las poéticas leyendas medievales” exaltando el tipo de mujer que languidecía tras los macizos muros castellanos, constituyen todavía un enojoso y doloroso bagaje que impide a la mujer incorporarse a los valores sociales”.

Mallorca cae en manos del ejército sublevado en 1936, y rápidamente se inician los procesos de depuración administrativa de los profesionales de la enseñanza pública. Se expedienta a Rosa Roig y rápidamente se resuelve separarla definitivamente de la enseñanza.

Poco antes de su muerte reconoce: “Entregada por completo a la tarea de comunicar conocimientos, ya simplemente exponiéndolos o dialogando con los chicos y chicas, me he sentido dueña de mí misma y creo sinceramente que mi labor ha sido eficaz”.

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