Ayer salió en la revista People quien se considera el hombre más “sexy” del mundo. La distinción fue a parar al actor John Krasinski que tiene 45 años. Más allá de la anécdota de la distinción, queremos ahondar de nuevo en esta sección en la importancia del atractivo en la construcción de las masculinidades igualitarias, es decir en las Nuevas Masculinidades Alternativas.
A menudo, en los debates feministas y en los men’s studies se olvida esta vertiente porque se considera superficial e innecesaria para conseguir la igualdad, erradicar la violencia de género y las violencias hacia otros colectivos vulnerables. Resulta preocupante que, a pesar que las evidencias científicas han demostrado que este aspecto tiene un impacto social muy relevante en la prevención de la violencia y en la consolidación de la igualdad, se invisibilice en dichos espacios y debates. Silenciarlo significa impedir que se diseñen programas y políticas públicas realmente profundas y con niveles de efectividad elevados.
El atractivo forma parte de la esfera social de la estética sobre la que no se necesita ningún acuerdo colectivo. Eso supone que puede haber muchas opiniones diferentes alrededor de lo que nos gusta y lo que no nos gusta a nivel estético. Sin embargo, aunque sea una esfera que tenga esta naturaleza eso no quiere decir que no tenga importancia en la vida de las personas. De hecho, la noticia del ranking de hombres sexys de People se hace viral en el resto del mundo. Su difusión es muy grande. Olvidarla significa ningunear todas esas personas que sí le otorgan relevancia.
Las Nuevas Masculinidades Alternativas sí ponen especial hincapié en el atractivo, pero huyen de la imposición estética forjada por el capitalismo patriarcal. Este énfasis está estrechamente ligado con la valoración social hacia los hombres seguros, que se posicionan ante las injusticias y cuidan su imagen. Este cuidado es sobre todo respetando la diversidad de estilos, procedencias culturales y nivel socio-económicos. Y queremos incidir en estos aspectos porque el atractivo no puede estar sesgado ni por el clasismo, ni por el racismo.
De modo que queremos concluir afirmando que conseguiremos que la igualdad sea atractiva si le damos la relevancia y la centralidad que se merece a la esfera de la estética. Pensar que se logrará la igualdad sin ella es un error muy importante en el que no deberíamos caer.
Director de la revista científica Masculinities and Social Change
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