La adquisición del lenguaje es central para el desarrollo infantil. Tanto es así que la investigación postula que la base neural del lenguaje surge prenatalmente y que las habilidades para la lectura comienzan a desarrollarse ya en el útero, sugiriendo que el fundamento rudimentario del lenguaje ya se ha establecido en el cerebro cuando el bebé nace. Asimismo, se constata que la calidad de la educación temprana, el aporte ambiental y la experiencia a lo largo del tiempo juegan un papel crucial en la configuración de la trayectoria de la adquisición del lenguaje . Sin embargo, los dos primeros años de vida significan un período particularmente rápido de desarrollo del lenguaje y de maduración cerebral y se reconoce cada vez más que esta etapa vital establece una base importante para el desarrollo a largo plazo. De ahí la importancia de leer a los niños y niñas todos los días y comenzar a jugar juegos divertidos con letras desde el principio como acciones sencillas que sientan las bases de la alfabetización en el hogar, un factor clave que correlaciona con el desarrollo del cerebro, especialmente en las áreas relacionadas con la lectura.
En esta línea, el artículo White matter in infancy is prospectively associated with language outcomes in kindergarten, publicado en la revista científica ‘Developmental Cognitive Neuroscience’, se ocupa de una pregunta fundamental: ¿los fundamentos estructurales del lenguaje en la infancia predicen las habilidades lingüísticas a largo plazo? Esta investigación longitudinal con una muestra de 40 niños y niñas desde su nacimiento hasta el jardín de infancia revela que la materia blanca del cerebro infantil se asocia prospectivamente con las habilidades lingüísticas posteriores, específicamente entre: (i) fascículo arqueado izquierdo y conciencia fonológica y conocimiento de vocabulario, y (ii) tracto corticoespinal izquierdo y conciencia fonológica, y tracto corticoespinal bilateral con memoria fonológica; controlando la edad, factores cognitivos y ambientales. Los hallazgos vinculan la materia blanca en la infancia con las habilidades lingüísticas en edad escolar, lo que sugiere que la organización de la materia blanca en la infancia establece una base para el desarrollo del lenguaje a largo plazo en relación con las habilidades lingüísticas en edad escolar.
Las medidas del lenguaje que se analizaron longitudinalmente fueron la conciencia fonológica y la memoria de trabajo fonológica, la comprensión oral y el conocimiento de vocabulario, la adquisición de imágenes neurológicas, el procesamiento de imágenes y la cuantificación automática de fibras de materia blanca cerebral y vías de interés como el fascículo arqueado.
El equipo de investigación realizó varios trabajos que demostraron que la alfabetización en el hogar se correlaciona con el desarrollo del cerebro, especialmente para las áreas relacionadas con la lectura. Y, en general, los hallazgos de este estudio concreto sugieren que la organización de la materia blanca establecida en la infancia es una base importante que sustenta la trayectoria de la adquisición del lenguaje. Esta investigación apoya la hipótesis de trabajo de que ciertos genes y su dinámica temporal, críticos para el desarrollo cerebral, dan lugar a una materia blanca que es altamente receptiva a la información ambiental, y estos factores juntos establecen una base estructural para el lenguaje en el cerebro que se caracteriza por el período más sólido de desarrollo dentro de los primeros dos años de vida. A partir de ahí, se plante a la hipótesis de que la base neuronal establecida en la infancia se construye y perfecciona con la experiencia a lo largo del tiempo y, en última instancia, da forma a los resultados del lenguaje. Por lo tanto, los presentes hallazgos apuntan hacia la importancia de la estructura cerebral desde una etapa tan temprana como la infancia para proporcionar un andamiaje sobre el cual la experiencia continua puede construirse a lo largo del desarrollo.
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