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Un artículo publicado en Africa Renewal nos muestra a través de la investigación con datos y entrevistas cómo las mujeres africanas en la investigación están impulsando el cambio en el continente, destacando ejemplos de innovadoras como la Dra. Nzambi Matee en Nairobi, que desarrolla soluciones ecológicas para el manejo de residuos plásticos, y la Dra. Francisca Okeke en Nigeria, que estudia el impacto de la actividad solar en el campo magnético terrestre para apoyar soluciones climáticas.

A pesar de estos logros, las investigadoras africanas enfrentan serias barreras, como la baja representación femenina en la academia, donde por ejemplo, sólo el 6% de los investigadores en Guinea son mujeres. Las instituciones africanas carecen de sistemas para asegurar la igualdad de género y de estrategias para apoyar el equilibrio entre la vida laboral y personal de las mujeres. Además, las normas culturales y de género, junto con la desigualdad educativa, limitan aún más las oportunidades de las mujeres, quienes también asumen una mayor proporción de las responsabilidades domésticas.

La ausencia de mujeres en la investigación científica genera una falta de representación de problemas relevantes para las mujeres, lo que sesga las conclusiones de las investigaciones. Las investigadoras aportan perspectivas únicas y métodos de resolución de problemas innovadores, lo que resulta en soluciones más completas. La crisis climática, que afecta desproporcionadamente a África, amplifica la desigualdad experimentada por las científicas africanas, quienes están más activas que los hombres en sectores como la agricultura, la salud y el medio ambiente.

Se destaca también, la falta de financiación como un obstáculo que se debe afrontar para realizar investigación de calidad.

Sin embargo, hay iniciativas prometedoras, como la política de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) implementada en Nigeria en 2012, que busca aumentar la participación de mujeres en la ciencia a través de mentorías y otros apoyos.

El futuro de África, particularmente su juventud, depende de abordar estas disparidades. Programas de apoyo a investigadores en etapas tempranas de carrera, junto con políticas de acceso abierto a publicaciones científicas, son fundamentales para asegurar que las investigadoras africanas no queden rezagadas respecto a sus colegas en países más ricos.

Esta disparidad de género en la investigación del continente africano es un reto que exige de la toma de estrategias integrales que incluya la superación de deudas nacionales, la eliminación de sesgos culturales, el apoyo a las investigadoras jóvenes, y la promoción de políticas de acceso abierto.

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