El impacto social de la investigación es un criterio cada vez más relevante que comienza a exigirse a la hora de valorar la excelencia de las propuestas de investigación y del currículum vitae de las personas investigadoras. Sin embargo, el discurso sobre el impacto social y la necesidad de que desde la investigación se demuestre siempre que se ha logrado o que se logrará, ha generado cierta confusión sobre lo que realmente significa el impacto social. El artículo Optimal methodology for addressing the social impact component within Project proposals and curriculum vitae, publicado en la revista científica ‘International and Multidisciplinary Journal of Social Sciences’, presenta un estudio basado en la Metodología Comunicativa que co-lideró la creación y elaboración de las prioridades de impacto social y co-creación, e incluye el conocimiento co-creado a lo largo de años de diálogos con científicos, científicas y ciudadanía y un análisis documental de cuatro documentos oficiales sobre impacto social y evaluación de personal investigador.
Los resultados desarrollan seis orientaciones o criterios generales que nos ayudan a evidenciar el impacto real o potencial de nuestras investigaciones:
- No es lo mismo el impacto social que la difusión o transferencia del conocimiento.
- No hay que confundir el impacto social de un conocimiento científico con el impacto social de actuaciones que no han usado ese conocimiento.
- Se deben precisar los indicadores concretos de cada impacto social.
- Es necesario especificar las fuentes concretas utilizadas para la obtención de datos cualitativos y cuantitativos de cada impacto social.
- Se debe identificar, no sólo el impacto social directo, sino también el impacto social interactivo.
- En caso de no tener suficiente impacto social demostrado, se debe incluir el impacto social potencial o esperado.
En conclusión, el impacto social se refiere a las mejoras reales que resultan del uso del conocimiento científico en relación con objetivos acordados para el avance de la humanidad (como los ODS); mejoras que, impulsadas por los resultados de la investigación, se han publicado y transferido a diferentes realidades y políticas. Es importante señalar que no es el personal investigador quien determina o definen cuáles son esas mejoras, sino que es la sociedad en su conjunto la que decide y acuerda los objetivos hacia los que debe avanzar la humanidad para mejorar la vida de todas las personas, como es el caso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Se han llevado a cabo muchas investigaciones sobre cómo lograr y mejorar el impacto social. Este estudio deja claro que un paso imprescindible para lograrlo es la co-creación del conocimiento científico con ciudadanía muy diversa. La Metodología Comunicativa (MC) fue co-creada hace más de treinta años con este propósito. En lugar de acercarse a las personas participantes de la investigación desde arriba hacia abajo, sin considerar sus necesidades e inquietudes, involucra a la ciudadanía en un diálogo igualitario a lo largo de todo el proceso de investigación. Esto incluye el inicio mismo de la investigación, el proceso de co-creación de conocimiento y evidencia y la evaluación de si se ha logrado y cómo un impacto social a través de este. Bajo la premisa de que todos los seres humanos tenemos la capacidad de comunicación y que la diversidad de perspectivas, realidades y narrativas conduce a la excelencia, esta metodología ha demostrado lo valiosas que son esas voces diversas para lograr impacto social. De hecho, la co-creación con la ciudadanía es ahora un requisito de la Comisión Europea para el desarrollo, por ejemplo, de su programa marco de investigación.
Orientar la investigación hacia el impacto social, no sólo mejora la sociedad y las vida de las personas, sino que mejora inevitablemente la producción científica del personal investigador y mejora inevitablemente también a las instituciones científicas y académicas, haciendo que la ciencia sea más excelente.
