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Amnistia Internacional

Amnistía Internacional (AI) acaba de publicar el informe “Mostrarnos tal como somos es demasiado peligroso”. La violencia digital y el silenciamiento de las mujeres y las personas LGBTI defensoras de los derechos humanos en Tailandia, que pone de relieve cómo actores estatales y no estatales han sometido ilegítimamente a mujeres y activistas LGBTI a métodos de vigilancia digital selectiva, como el software espía Pegasus y el acoso online, para conseguir silenciarlas. El informe se basa fundamentalmente en entrevistas en profundidad con 40 mujeres y personas LGBTI, muchas de ellas activistas jóvenes, y cuenta las historias de estas mujeres defensoras de los derechos humanos en Tailandia que intentaron valientemente aprovechar la tecnología digital para impulsar su activismo pacífico mientras se reducía el espacio de la sociedad civil desde el golpe militar de 2014. AI denuncia en su informe que estas activistas están sufriendo ataques en internet mediante insultos con lenguaje misógino, homofóbico y transfóbico, contenido sexualizado, desinformación en materia de género, un discurso de odio denigrante y otras formas de violencia de género facilitada por la tecnología.

Las pruebas técnicas, la investigación de AI y el análisis de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Tailandia, concluyen en la implicación de un organismo del gobierno tailandés en el uso del software espía. Las activistas recibieron notificaciones de Apple o Meta alertando de estar siendo objetivo de ataques patrocinados por el gobierno. “Ir a la cárcel es mi peor pesadilla. Para los gays y las mujeres trans, las cárceles tailandesas pueden ser brutales, pues lo más probable es que te acosen y ataquen sexualmente y te discriminen”, dijo una de las personas entrevistadas. También hubo activistas que sufrieron doxing, consistente en revelar detalles o documentos personales o de identificación en Internet sin su consentimiento. 

Para Elina Castillo, investigadora de AI, el objetivo final de estos ataques está muy claro “…aniquilar el carácter de la persona activista, socavar su credibilidad, deslegitimar su función y aislarla del resto de la sociedad. Se trata de una táctica envolvente que advierte a las claras que se castigará a mujeres y activistas LGBTI que se atrevan a poner en tela de juicio lo establecido”. AI descubrió que muchas de estas mujeres comenzaban a autocensurarse y, en ocasiones, abandonaban totalmente el activismo de derechos humanos; también sufrían graves problemas de salud mental, como paranoia, depresión y trastorno de estrés postraumático. La investigación concluyó que esta vigilancia digital selectiva tenía un impacto de género, lo que provocaba miedo y ansiedad entre las mujeres y las personas LGBTI defensoras de los derechos humanos ante la posibilidad de que la información privada sobre sus vidas fuera utilizada en su contra mediante el acoso  online, o en un tribunal para procesarlas.

AI pide a Tailandia tomar de inmediato medidas para abordar la violencia de género facilitada por la tecnología contra las mujeres y las personas LGBTI defensoras de los derechos humanos y entre ellas, que prohíba el software espía altamente invasivo y establezca una normativa que se ajuste a los derechos humanos para otros tipos de programas espía. Tailandia ha ratificado los tratados internacionales que protegen los derechos a no sufrir violencia de género, a la libertad de expresión, reunión pacífica y asociación, a la privacidad y, por tanto, debe cumplir con su obligación de respetar, proteger, facilitar y hacer efectivos estos derechos.

Este informe forma parte de la campaña emblemática global de AI Protejamos la Protesta, que se basa en el trabajo existente de la organización sobre el derecho de los niños y niñas a la reunión pacífica, así como su labor sobre la interacción entre género y tecnología.

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