Nasrin Sotoudeh, abogada y defensora de los derechos humanos, describe sus nueve meses en la cárcel Qarchak de Irán como un “infierno”. Actualmente, está en libertad temporal debido a problemas cardíacos, pero sigue sufriendo acoso constante por parte del gobierno. Las autoridades le han impuesto nuevas penas, incluidas ocho años adicionales de prisión y restricciones a su familia, según informa The Guardian.
Sotoudeh lamenta profundamente la violencia del régimen, especialmente tras la muerte de Mahsa Amini y otras mujeres jóvenes a manos de la policía moral. Las protestas masivas desencadenadas por estas muertes han sido reprimidas violentamente, resultando en cientos de muertes y miles de arrestos. Pese a las dificultades, Sotoudeh sigue luchando por la justicia y los derechos de las mujeres, negándose a usar el hijab como símbolo de protesta.
Su activismo ha sido reconocido internacionalmente con numerosos premios, aunque la prohibición de ejercer su profesión es una gran frustración. A pesar de las restricciones, continúa trabajando y ofreciendo asesoramiento a prisioneros políticos y activistas, con la esperanza de que algún día prevalezca la justicia y se ponga fin a la violencia y la inhumanidad contra las mujeres en Irán.
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