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El desprestigio hacia el amor ideal o romántico, como ya se ha comentado en este diario, ha venido de la mano de algunas ocurrencias acientíficas y también equivocadas interpretaciones que se han realizado sobre los mal llamados “mitos del amor romántico”, los cuales han quedado desmentidos también recientemente por la literatura científica.

Este desprestigio y mala praxis ha afectado la socialización de los chicos y los hombres, los cuales manifiestan no priorizar el amor como elemento relevante en sus relaciones afectivo-sexuales. Por ejemplo, el estudio financiado por el Ministerio de Educación, que llevaba por título IDEALOVE&NAM. Socialización preventiva de la violencia de género, ya planteó que muchos chicos renuncian al amor bien porque las personas adultas les hemos hablado muy mal de ello, o bien porque sufren por ese motivo. Debido a la generalizada ausencia de una coeducación y educación sexual de calidad nos encontramos con estas malas interpretaciones que alejan a los chicos y a los hombres de gozar del enamoramiento como algo que mejora su salud mental y física. 

La incorporación de la evidencia científica de impacto social en los centros escolares debe permitir que esto cambie radicalmente. Son muchos los niños, chicos y hombres que tienen temor a manifestarse como enamorados. El discurso coercitivo dominante los empuja a adoptar este tipo de actitudes que los lleva al fracaso emocional y también a tomar posturas propias de la masculinidad tradicional dominante. La mal entendida educación emocional que se articula en algunas escuelas e institutos tampoco está contribuyendo a ello: terapias restaurativas, pedagogías sistémicas que no van al centro de la cuestión y cuyo impacto social está más que cuestionado.

Las Nuevas Masculinidades Alternativas, con independencia de su orientación sexual, son valientes en mostrarse enamorados sin caer en presiones que no tienen ningún fundamento. La libertad sexual debe pasar también por la defensa del enamoramiento, algo que la literatura científica ha corroborado como factor de protección al acoso, así como favorecedor de una mejor salud sexual, con independencia de la tipología de relación que se empiece (esporádica o estable). Como dijo Paulo Freire: El amor es un acto de valentía, nunca de temor

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