En el año 1909, la escritora sueca Selma Lagerlöf fue la primera mujer en recibir el Premio Nobel de Literatura. Nacida en 1858, de lectora insaciable desde su niñez, pasó a convertirse en autora prolífera, con treinta y siete obras en su haber, desde novelas a libros de cuentos y piezas teatrales.
La niña Lagerlöf, además de leer la Biblia, se apasionaba con los relatos de los hermanos Grimm y de Hans Cristian Andersen, también con las novelas de Walter Scott y Alejandro Dumas. Ya adolescente, Shakespeare, Lord Byron y Goethe fueron sus autores preferidos.
Llegada a la adultez, ejerció de maestra, en tanto que en 1891 aparecía su primer libro, La saga de Gösta Berling, no dejando de publicar hasta 1938, dos años antes de su fallecimiento. Al unísono con su carrera como escritora, Lagerlöf pronto asumió el ideario feminista, de manera que desde principios del siglo XX se dedicó a trabajar por los derechos de las mujeres.
Activa hasta los últimos días de su vida, al advertir la creciente persecución de los nazis contra judíos, gitanos y comunistas, ayudó en especial a salir del país a los intelectuales alemanes que se hallaban en peligro. Y como notable colofón, cuando la Unión Soviética atacó Finlandia en noviembre de 1939, en la llamada Guerra de Invierno, Selma Lagerlöf entregó su medalla de oro del Premio Nobel para ser subastada en favor de la resistencia finlandesa. Se encontraba entonces próxima a los 81 años de vida fecunda y coherente hasta el momento final.
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