Vivian Dorothy Maier.Wikipedia

El trabajo de Vivian Maier ha sido comparado con el de Robert FrankLee Friedlander o Weegee. En sus fotografías existen lazos con Walker Evans, Lisette Model pero, en especial con sus estampas de niños, con Helen Levitt.

Para Antonio Muñoz Molina, “Vivian Maier era el resumen de toda la gran fotografía americana del siglo XX y al mismo tiempo tenía una manera de mirar afiladamente suya, una sinuosa originalidad que escapaba de cualquier tentativa de clasificación. Siempre salía llevando al cuello su cámara de fotos, que era un rasgo de su presencia personal tan invariable como sus grandes abrigos o gabardinas, sus sombreros de alas caídas, sus camisas masculinas, sus faldas como de monja de paisano, sus zapatos negros y austeros de tacón bajo. Todos los dueños de las casas en las que vivió y todos los niños a los que cuidó la vieron siempre con la cámara…”

Jeff Goldstein, uno de los poseedores de parte del legado de Maier, declara: “Conforme más se observa esta obra, más se sintoniza uno con ella. El trabajo de Vivan Maier se vuelve cada vez mejor y mejor.” “Su obra fotográfica –se plantea como una fascinante ventana a la vida cotidiana en los espacios públicos de la segunda mitad del siglo XX…”

Lo primero que se observa en el trabajo de vivian Maier es su consistencia, tanto en las elecciones temáticas como estéticas. Eligió como tema la fotografía de calle con un marcado tinte humanista y se metía en la foto, constantemente, para auto-representarse. Vivian Maier trabajaba en la calle; fotografió muy poco en su espacio íntimo, y se trató prácticamente siempre de autorretratos. Observaba a las personas y estaba atenta a la acción y los acontecimientos. Podía hacer fotografías sin mayor obstáculo por muchas razones: en Estados Unidos mucha gente se dejaba fotografiar en la calle. La técnica fotográfica de Vivian Maier es notablemente afinada: imágenes en foco, bien expuestas, ausencia de vibrados. La fotografía implicaba, en el tiempo de Vivian Maier, un reto técnico tan importante que muchos aficionados abandonaban la cámara por la frustración de llevar carretes a revelar con apenas una o dos fotografías técnicamente aceptables. Los manuales fotográficos previos a 1950 están plagados de instrucciones técnicas para lograr una toma aceptable donde lo estético (composición, lenguaje icónico, etc.) era, muchas veces, secundario.

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