Ayer 6 de febrero se celebró el Día de Tolerancia 0 a la mutilación genital femenina (MGF) una práctica nociva que aún continua realizándose en diversas partes alrededor del mundo, afectando a millones de niñas y mujeres, especialmente en África, Asia y Oriente Medio, aunque no es exclusiva de estas zonas ya que en Europa, por ejemplo, también se da.
La MGF es considerada una forma de violencia de género por tratarse de una violación de los derechos humanos fundamentales y además, conlleva consecuencias muy serias para la salud física y mental de las mujeres y niñas que la sufren. En la lucha por su eliminación, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han unido sus fuerzas para, entre otras, animar e impulsar que las comunidades protejan los derechos de las niñas y adolescentes.
El Programa Conjunto del UNFPA y UNICEF para eliminar la mutilación genital femenina es un ejemplo destacado de colaboración interinstitucional para abordar una de las formas más extremas de discriminación de género. Una de las iniciativas emblemáticas dentro del mismo es el movimiento #EndFGM, liderado por el UNFPA y UNICEF. Este movimiento global busca poner fin a la MGF mediante la promoción del diálogo intercultural, la participación comunitaria y el impulso a las mujeres y niñas. A través de campañas de sensibilización, actividades educativas y el apoyo a líderes locales, #EndFGM está logrando transformaciones significativas en las comunidades donde la MGF perdura.
Por otro lado, el UNFPA y UNICEF también trabajan en colaboración con gobiernos nacionales y organizaciones de la sociedad civil para promover legislación y políticas que protejan los derechos de las mujeres y niñas y sancionen la práctica de la MGF. Este enfoque integral reconoce la necesidad de abordar tanto las causas subyacentes de la MGF, como la desigualdad de género y las normas sociales dañinas, así como sus consecuencias inmediatas en términos de salud y bienestar.
Aunque la erradicación completa de la mutilación genital femenina sigue siendo un desafío que requiere un compromiso continuo y recursos sostenidos, se han logrado avances muy importantes, llegando a desaparecer incluso en algunas áreas geográficas. Es posible poner fin a esta práctica dañina y garantizar un futuro más seguro y equitativo para todas las mujeres y niñas. La eliminación de la MGF es un paso crucial hacia la consecución de la igualdad de género y el respeto pleno de los derechos humanos para todas las personas.
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