En una determinada noche anual llegan tres Reyes Magos para satisfacer los deseos que niñas y niños les han comunicado por carta. También es posible que obsequien a la gente adulta, haciendo en todos los casos gala de su magia. Unas atribuciones míticas que podrían contrastarse, como un juego amable, con las de tres mujeres benefactoras de carne y hueso que, entre otras, han conferido a la humanidad regalos perdurables.
Al rey Melchor, con su tez blanca prefigurada, se le podría homologar Florence Nightingale, nacida en Florencia, 1820, y fallecida en Londres, 1910, cuya asistencia a los heridos durante la guerra de Crimea sentó las bases de la enfermería moderna. Un ángel nada mágico sino real, y reconocido internacionalmente hasta el punto de ser instaurado en 1893 el juramento Nightingale, el cual es efectuado por las y los estudiantes de enfermería al graduarse.
En cuanto al rey Gaspar, con su barba de color castaño, valga equipararlo en el mundo tangible con una científica de la Edad Media que fue capaz de aportar sabiduría en una sociedad sumida en los dogmas, las supersticiones y el patriarcado. Hildegarda von Bingen, nacida en 1098, abadesa benedictina y científica, escribió “Sutileza de la diversa naturaleza de las cosas creadas”, una obra en la que distinguía entre la medicina simple y la medicina compleja. En la primera se ocupaba de la zoología, la mineralogía y la botánica, mientras que en la segunda trataba de la curación de más de cien enfermedades gracias a sus conocimientos sobre las plantas y sus principios activos, sobre fisiología e incluso sobre física.
Respecto del rey Baltasar, una excelente homologación podemos hallarla en Rosa Parks, la mujer de piel negra que en 1955 se negó en Estados Unidos a levantarse de su asiento en un autobús para cederlo a un blanco. Un atrevimiento por el cual fue arrestada y sancionada con una multa de 14 dólares. Su acción ha sido tenida por una chispa del movimiento pro derechos civiles de la población afroamericana, dado que tal suceso condujo a más protestas contra la segregación racista en sus diversas formas. Había transcurrido apenas un año cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos declaró inconstitucional la segregación en el transporte.
Tres mujeres, tres ejemplos de seres benefactores auténticos cuyos regalos a la infancia y a la adultez ni se gastan ni se marchitan, tres Reinas Magas reales, palpables en su día.
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