ONU Mujeres colabora en todo el mundo con socios locales y otras agencias de la ONU, incluido el ACNUR, para garantizar una programación con perspectiva de género para las personas refugiadas, fomentando el liderazgo y la autosuficiencia de las mujeres en contextos de desplazamiento.
La organización facilita el acceso de las mujeres desplazadas a la formación, a las oportunidades de subsistencia y a las funciones de liderazgo. En el reciente Foro Mundial de las personas refugiadas celebrado en Ginebra, ONU Mujeres se comprometió a poner en práctica las promesas relativas a la protección, el liderazgo y la inclusión socioeconómica de las mujeres.
A continuación se destacan historias que ponen de relieve las voces y las experiencias de las mujeres en los desplazamientos:
La historia de Taghreed – Jordania:
Taghreed, refugiada siria, buscó refugio en Jordania con sus tres hijos tras resultar herido su marido durante la guerra civil. En el campamento de Za’atari, descubrió el Centro Oasis de ONU Mujeres y participó en un programa de dinero por trabajo. Tras completar los cursos, Taghreed puso en marcha un próspero negocio de sastrería que le permitió costear los estudios universitarios de su hija. Participando en la formación para el liderazgo, se convirtió en formadora del Centro Oasis, capacitando a otras mujeres de su comunidad.
La historia de Pori – Bangladesh:
Pori, una refugiada rohingya con diversidad de género en Cox’s Bazar, encontró apoyo en el Centro Polivalente para Mujeres de ONU Mujeres. Gracias al asesoramiento y a la alfabetización, adquirió confianza y aptitudes, pudo hacer frente a los incidentes de acoso y gestionar la asistencia del centro. La defensa de Pori dentro de su comunidad contribuyó a cambiar las percepciones sobre las personas con diversidad de género, fomentando el respeto y la aceptación.
La historia de Margaret – Uganda:
Margaret, una refugiada sursudanesa en Uganda, se enfrentó a traumas y pesadillas tras perder a su marido. El programa de salud mental de ONU Mujeres le proporcionó un curso de 10 semanas que la conectó con otras mujeres, infundiéndole esperanza y un sentimiento de comunidad. Margaret recibió formación en habilidades de liderazgo, convirtiéndose en defensora de los problemas de las mujeres en el asentamiento de las personas refugiadas. Sus esfuerzos la llevaron a ser elegida jefa del asentamiento, lo que demuestra el impacto transformador del apoyo de ONU Mujeres.
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