La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el edadismo como los estereotipos (cómo pensamos), los prejuicios (cómo nos sentimos) y la discriminación (cómo actuamos) hacia las personas en base a su edad. El edadismo es la tercera causa de discriminación en el mundo después del racismo y el sexismo. En el proyecto de investigación EDA-MUJER Participación Democrática de Mujeres Mayores Para Sueprar el Edadismo estamos investigando para contribuir a superar el edadismo y el sexismo a través de la identificación de aportaciones de impacto social que mujeres mayores están realizando y que contribuyen a reducir desigualdades de género y el edadismo en tres ámbitos: la participación social, la educación formal y no formal, y la salud.
En el ámbito de la salud se ha investigado ampliamente sobre los efectos negativos del edadismo en la autopercepción de las personas mayores, las actitudes y creencias de profesionales sanitarios, las consecuencias que tiene sufrir discriminación y desigualdad en la atención sanitaria y cómo afecta todo ello especialmente a las mujeres y a otros grupos vulnerables.
Numerosos estudios sobre edadismo y salud se han centrado en la identificación y análisis de actitudes edadistas entre profesionales sanitarios, en particular entre quienes cursan estudios universitarios que les capacitan profesionalmente para trabajar con personas mayores, como enfermería, fisioterapia, medicina o trabajo social. En general, los estudios identifican actitudes edadistas entre estos grupos de estudiantes y diferentes prejuicios hacia las personas mayores. Pero ¿es así en todos los grupos? ¿hay factores que contribuyan a reducir estas actitudes edadistas?
En Valencia, un estudio realizado con 377 estudiantes de enfermería y publicado en el artículo Factors Affecting Attitudes towards Older People in Undergraduate Nursing Students encontró que las mujeres estudiantes tenían actitudes más positivas hacia las personas mayores. Asimismo, tener mayor conocimiento sobre las personas mayores y experiencias previas relacionadas con los estudios, se reveló como un factor significativo y positivo. Sin embargo, no cualquier experiencia con personas mayores puntuó de manera positiva. Las experiencias previas con gente mayor están asociadas a un doble efecto: la experiencia con personas en residencias suele estar asociada con una actitud más negativa, al contario que con las experiencias con personas mayores fuera de las residencias (López-Hernández et al., 2021). Estos resultados, al igual que los de otros estudios similares apuntan a la importancia del contacto con las personas mayores, en especial del contacto intergeneracional entre estudiantes y personas mayores.
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