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Vivir día a día con el tormento del dolor, que puede ser moral o físico, constituye uno de los azotes más indeseables. Mitigar el dolor moral corresponde a la psicología; el físico, a la medicina. Reducir, o mejor eliminar ese dolor corporal constante, a veces difuso que ataca en especial a la gente mayor atañe a la bioquímica, la fisiología, la neurociencia. Y entre las investigadoras dedicadas a combatir semejante dolencia se encuentra Linda Watkins, científica estadounidense nacida en 1954.

Profesora en el departamento de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Colorado, es miembro de la Sociedad Internacional para el Estudio del Dolor, y en 2010 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica

Watkins ha descubierto que las células gliales son claves en el tratamiento neuronal del dolor. Sus investigaciones sobre la base neuronal del dolor la han llevado a detectar que estas células gliales también son agentes encargados de transmitir la sensación de dolor, tanto patológico como el que se produce después de una lesión nerviosa. Con esta comprobación ha abierto una nueva vía en los tratamientos analgésicos, contribuyendo a hacer más llevadera la cotidianidad de las personas afectadas.

Linda Watkins, en plena madurez, puede todavía aportar con sus investigaciones nuevos tratamientos para combatir ese dolor crónico capaz de convertir en un infierno la existencia de las afectadas y afectados. La Covid persistente deviene uno de los flagelos, igual que el reuma tenaz, la artritis, la artrosis. Sin duda, en medicina y en investigación nada puede aportar mayor complacencia que mejorar manifiestamente la vida de los demás.

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