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La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar una nota descriptiva que arroja datos y cifras sobre la violencia juvenil. El 37% del número total de homicidios en el mundo suceden entre jóvenes de entre 15 y 29 años, siendo la tercera causa de muerte más frecuente en este grupo de edad. La violencia juvenil comprende actos como el acoso en entornos físicos y en redes, las peleas, las agresiones sexuales y físicas, la violencia relacionada con las pandillas o bandas, o el homicidio. Las tasas de homicidio entre los jóvenes varían enormemente entre países, y también dentro de un mismo país. La mayoría de las víctimas de homicidio juvenil son hombres, al igual que la mayoría de los perpetradores. La violencia juvenil tiene un grave impacto, a menudo de por vida, en el desarrollo físico y psicológico, y en la socialización de las personas.

Entre los factores de riesgo para sufrir violencia juvenil, la OMS cita el contacto temprano con alcohol, drogas y tabaco; fracaso escolar, desempleo, exposición a la violencia en la familia, acceso a armas de fuego, así como la mala calidad de las políticas de educación y protección social.

Los programas de prevención que se proponen incluyen diversidad de medidas tales como enfoques escolares integrales para la prevención de la violencia en los centros educativos desde edades tempranas, reducción del acceso al alcohol y las drogas, restricciones a las licencias de armas de fuego, implicación de la comunidad, así como priorizar el acceso a la educación, a la atención médica, a la protección social y a las oportunidades de empleo.

La OMS y sus colaboradores contribuyen a reducir la violencia juvenil mediante una serie de iniciativas como las dedicadas a reunir evidencia sobre qué es lo que funciona en la prevención de la violencia juvenil, incluido el espacio virtual; fortalecer los programas escolares de prevención de la violencia; trabajar con los Estados Miembros y todos los sectores pertinentes para fortalecer la respuesta a este grave problema; abogar por la integración de estrategias de prevención basadas en la evidencia, e impulsar las iniciativas de salud para jóvenes, así como colaborar con organizaciones y agencias internacionales para prevenir la violencia juvenil a nivel mundial.

En esta misma línea de prevención de la violencia basada en evidencias científicas, la red internacional NESET ha publicado un informe que recoge diferentes Acciones y programas educativos de impacto social que logran el bienestar de todos y todas en contextos educativos libres de violencia. Los elementos clave identificados en estos programas están relacionados con la participación de la comunidad, tolerancia cero a la violencia, intervención de los testigos, formación científica del profesorado, los y las estudiantes y la comunidad. Trabajando de manera solidaria desde esta perspectiva de la prevención y las evidencias de impacto social, lograremos mitigar las terribles consecuencias que la violencia tiene en los y las jóvenes de todo el mundo. 

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