La violencia de género, también en la infancia y la adolescencia, sigue siendo un problema muy grave en la sociedad que socava el futuro y las vidas de muchísimas mujeres. En España, un estudio realizado por la Fundación ANAR recientemente, arroja luz sobre la evolución de esta problemática desde 2018 hasta 2022, basándose en los relatos de las propias jóvenes supervivientes de violencia. El Informe, refleja una cruda y desgarradora realidad social que, directa o indirectamente, afecta a todas las personas ya que la violencia de género es un problema estructural. 

ANAR se ha centrado en un sector de la población especialmente vulnerable, las niñas y adolescentes quienes, frecuentemente, tienen dificultades para romper el silencio por la vergüenza, el miedo y la falta de recursos para buscar ayuda. Una comprensión en profundidad de la magnitud del problema así como brindar los apoyos necesarios a las supervivientes, pasa por recoger y escuchar sus experiencias.

Esos testimonios se han ido recopilando a través de la línea de ayuda anónima que la Fundación ofrece, a través de ella, se han registrado miles de llamadas y mensajes de texto de niñas y adolescentes que buscaban apoyo y consejo para hacer frente a situaciones de violencia de género. 

Así pues, los hallazgos más importantes del estudio son los siguientes:

Se constata un aumento de la concienciación y la denuncia, es decir, aunque sigue siendo un problema muy grave, el análisis muestra cómo en general hay mayor conciencia de la violencia de género y cada vez más jóvenes están dispuestas a hablar sobre su experiencia y a buscar ayuda. 

Las redes sociales tienen impacto en el aumento del ciberacoso y la explotación on line. 

La violencia de pareja en la adolescencia, a pesar en el Informe no se recoge la violencia en las relaciones esporádicas o los rollos de una noche, igualmente constata un aumento de las relaciones tóxicas y abusivas en el marco de la pareja estable entre adolescentes. 

El Informe recuerda que las niñas y jóvenes víctimas de violencia de género, necesitan apoyo y orientación así como que incluir sus voces con el fin de entender mejor el problema. Por su parte, el Informe de la Fundación ANAR resalta la importancia de un enfoque integral que abarque la educación, la atención médica, la asistencia legal y el apoyo emocional. Este estudio es un recordatorio de que aún queda mucho por hacer para proteger a las niñas y adolescentes de este flagelo, todo y que existe ya un cuerpo muy sólido de investigación que no sólo explica cuál es su origen sino que reune evidencias acerca de las claves que contribuyen a prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas. Acceder a las mismas es sencillo, existen plataformas que acercan las evidencias sobre género y educación a la ciudadanía y el DF ya es un buen ejemplo de ello.

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