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La era digital ha traído consigo muchas oportunidades y desafíos. Uno de los más exigentes y preocupantes es la exposición de la infancia a los contenidos sexuales en línea. La iniciativa We Protect Global Allianz ha llevado a cabo un estudio realizado por Impact Economist en el que explora las experiencias de 2000 jóvenes de cuatro países europeos cuyo acceso a Internet fue a temprana edad con el fin de comprender mejor su exposición a los daños sexuales en línea y qué factores de riesgos se asocian. 

El estudio titulado Estimaciones de la Exposición de Niños y Niñas a Daños Sexuales en Línea y sus Factores de Riesgo incluye encuestas, entrevistas y análisis de datos relacionados con la exposición a contenidos sexuales en línea de forma indeseada. Uno de los principales hallazgos del mismo es cómo las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por este tipo de violencia, casi 4 de cada 5, el 79% frente al 57% de los niños y son mucho más propensas que los niños a encontrarse con un extraño, o adulto conocido, tratando de hablar con ellas sobre temas sexualmente explícitos y que les presionen para que hagan algo sexualmente explícito on line que no quieren y les hace sentir incómodas. 

El acceso a dispositivos móviles crece según datos proporcionados por la Unidad de Telecomunicaciones Internacionales. Esto ha contribuido a que las chicas y los chicos estén integrando Internet en todas las facetas de sus vidas, lo que influye en cómo construyen sus relaciones y exploran la sexualidad. Así mismo, cada vez empiezan a utilizar Internet con regularidad antes, situando la edad promedio entre los 11 y los 12 años de edad. 

Concretamente en relación con el uso de los smartphones, un dato que destaca el análisis es que la mayoría de los daños sexuales llegan por medio de los dispositivos personales a través de los canales privados.  El 79% de los encuestados informó haber experimentado algún episodio indeseado como por ejemplo recibir material sexualmente explícito de algún adulto directamente en sus teléfonos móviles a través de cierto canal de vídeos o servicio de mensajería privado. 

La investigación analizó aspectos como los tipos de exposición, imágenes explícitas, mensajes no deseados o contactos inapropiados; frecuencia y duración de la exposición; factores de riesgo e impacto en la salud mental.

El estudio revela que las experiencias de daños sexuales en línea contra menores en Europa son muy elevadas, casi 7 de cada 10, el 70% de las chicas y el 40% en el caso de los jóvenes encuestados ha experimentado al menos uno de los siguientes daños sexuales antes de los 18 años:

  1. El 70% de las chicas y el 40% de los chicos recibieron contenido sexualmente explícito por parte de un adulto.
  2. El 33% de las chicas y el 28% de los chicos experimentaron que un adulto conocido o alguien que no conocían les pidió que mantuvieran en secreto parte de su relación sexualmente explícita en línea.
  3. El 35% de las chicas y el 29% de los chicos alguien les compartió imágenes y/o vídeos sexualmente explícitos de ellos o ellas sin su permiso.
  4. El 73% de las chicas y el 35% de los chicos alguien les pidió que hicieran algo sexualmente explícito en línea que les resultaba incómodo o no querían hacer.

Una aportación valiosa en la línea de visibilizar que la exposición de la infancia a experiencias de daño sexual es muy alta y cómo tiene mucho que ver la incorporación de los dispositivos con acceso a Internet, con ello. Los resultados de esta y otras investigaciones sugieren que las estrategias de prevención y protección son esenciales y se aconseja proporcionarles formación sobre la seguridad en línea para que sepan cómo mantenerse seguros o identificar contenido inapropiado; la supervisión parental y cierta supervisión de su actividad en este contexto por parte de la familia; filtros y controles que reduzcan la exposición a contenidos no deseados y una comunicación abierta y de confianza con las personas adultas de su entorno. Proteger a las personas jóvenes requiere atención y acción basada en la evidencia. Es una responsabilidad compartida de toda la sociedad, familias, educadores, responsables en política y plataformas digitales. Tomar cómo referencia qué dicen las investigaciones sobre su prevención será fundamental para garantizar con éxito un entorno en línea seguro y saludable para todas las y los  jóvenes.

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