Las escuelas tienen la capacidad y la responsabilidad de hacer mucho más para preparar a los y las estudiantes en el ámbito del amor romántico y la sexualidad. En este sentido, la educación sexual puede ser una herramienta poderosa para empoderar a los y las jóvenes, brindándoles el conocimiento y las habilidades necesarias para establecer relaciones amorosas respetuosas y maduras en su vida adulta. Pero las evidencias demuestran que no vale cualquier tipo de educación sexual. En esta línea, la investigación Preparing students for romantic relationships, publicada en la revista científica Phi Delta Kappan, analiza cómo las formaciones sobre educación sexual generalmente suelen ser impartidas por personas adultas que no están profesionalmente preparadas, es decir, no tienen un título en educación para la salud o salud pública. Además, provienen de diversos ámbitos, con diferentes ideologías, pero hay una brecha sorprendente entre la preparación que suelen recibir y la complejidad y riesgo enormes de su tarea.
En este estudio un estudio dirigido a estudiantes, principalmente entre 16 y 20 años, de una variedad de escuelas secundarias y universidades en América del Norte, se les preguntó sobre sus opiniones sobre el sexo, el amor y las relaciones románticas, así como sobre las influencias clave en estas opiniones. También se les preguntó sobre los temas que creían que deberían abordarse en la educación sexual. Los y las jóvenes coincidieron en que, en lugar de centrarse en el autocontrol, la educación sexual sería mucho más productiva si se centrara en desarrollar, mantener y terminar relaciones románticas y sexuales con integridad y cuidado. El enfoque actual en la educación sexual basado en el autocontrol parte de una premisa errónea: que altos porcentajes de jóvenes están participando en encuentros sexuales casuales y a menudo irresponsables, mientras menosprecian la intimidad. La realidad es que la mayoría de los y las estudiantes de secundaria y universidad, independientemente de su origen demográfico, no tienen encuentros sexuales con múltiples parejas y muestran bastante interés en las relaciones íntimas.
Según los Centros para el Control de Enfermedades de E.E.U.U., sólo el 24% de los y las jóvenes de 18 a 19 años a nivel nacional (dentro y fuera de la escuela) tuvieron más de una pareja sexual en el año anterior. Además, solo el 5.5% tuvo cuatro o más parejas sexuales. Por otro lado, solo el 20% de los y las estudiantes de universidad, para su último año, habían tenido más de 10 encuentros casuales. Datos de Child Trends indican que, entre los y las jóvenes de 18 a 25 años, solo el 8% estaba saliendo casualmente, el 67% estaba en una relación exclusiva, conviviendo o en matrimonio, y el 25% no estaba en ninguna relación. Además, un porcentaje bastante pequeño de estudiantes de universidad busca encuentros sexuales casuales. No hay un deseo generalizado de tener encuentros casuales que necesite ser controlado. Cuando se les preguntó a los y las estudiantes sobre su noche ideal del sábado, la mayoría no mencionó el sexo en absoluto. Lo que más comúnmente querían era «salir con amigos y amigas». En cuanto a su estado de relación deseado, la mayoría prefería estar en relaciones exclusivas e íntimas, y un 10% no deseaba una relación sexual o romántica de ningún tipo.
Los y las estudiantes indicaron que querían más apoyo, tanto en la educación formal sobre sexualidad como de otras fuentes, para desarrollar el conocimiento y las habilidades necesarias para tener relaciones románticas saludables. Casi el 70% quería hablar más en la educación sexual sobre «cómo desarrollar una relación madura», y aproximadamente el 46% quería hablar más sobre cómo lidiar con las rupturas. El 46% de los y las estudiantes de universidad y el 28% de los y las estudiantes de secundaria querían más conversaciones sobre cómo comenzar una relación, y más de un tercio de los y las estudiantes querían discutir «cómo evitar salir lastimado o lastimada en las relaciones».
Partiendo de esta evidencia, la educación sexual debería evolucionar hacia un enfoque que capacitara a los y las jóvenes a vivir relaciones románticas y sexuales libres de violencia. Este cambio se traduciría en jóvenes con más información y mayor responsabilidad, capaces de establecer relaciones afectivo-sexuales basadas en la comprensión y el respeto mutuo. Esto contribuiría enormemente a que los y las jóvenes pudieran mantener relaciones, ya sean de una noche o una relación de manera plena, consciente y gratificante.
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