Necesitamos heroínas y héroes

Me despertó una llamada a las 4 de la mañana. Ramón Flecha me dijo que había un intento de violación y el policía le dijo que no entendía inglés. Inmediatamente, llamé al mismo teléfono porque sabía algunas palabras en la lengua del país,  pero no pude conectar. A pesar de sus gritos, nadie más de los edificios contiguos abrió ni siquiera la ventana, quizá se creyeron ese discurso que afirma que no hay que hacer de salvadores de nadie, que rechazamos que nos ayuden, o quizá simplemente eran cobardes que encubrían con esas disculpas su insolidaridad. 

El violador ya había conseguido llevar a la chica a un rincón, que seguía gritando, sentarla por la fuerza y la estaba intentando tumbar. Sin tiempo para cambiarse, Ramón salió a la calle enseñando ostensiblemente su móvil, gesto que el agresor interpretó como una amenaza de llamar a la policía. Como todas las heroínas y héroes, actuó con valentía e inteligencia; la literatura científica advierte de que, a veces, personas solidarias actúan de forma que no sólo no logran salvar a la víctima, sino que además se convierten ellas en víctimas. Por eso, las heroínas y héroes no sólo actúan con valentía, sino también con inteligencia. La víctima aprovechó la situación para liberarse del intento de violación, dejó de ser víctima y se transformó en superviviente.

Las evidencias científicas internacionales dejan muy claro que un requisito imprescindible para la superación de la violencia sexual es la intervención activa de todas las personas a favor de la víctima y en contra del agresor, lo que a veces se denomina bystander intervention o que quienes son bystander se hagan upstander. Esas evidencias dejan claro que esa actuación la tienen muy pocas personas porque la mayoría tienen miedo a la Violencia de Género Aisladora, es decir, a las represalias que sufren quienes ayudan. 

Como víctima superviviente, como feminista y como científica, afirmo que sólo defendiendo a quienes apoyan de todo tipo de represalia, incluidas las calumnias que circulan por las redes, se puede disminuir la violencia sexual que sufrimos las mujeres dando pasos decisivos a su desaparición.