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Acercar la ciencia a los y las estudiantes y a la comunidad educativa en base a lecturas avaladas científicamente no solo es un derecho citado en el artículo 27 y recogido en la Declaración de los Derechos Humanos: “toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten” sino que supone el camino que debe guiar nuestras prácticas educativas con la finalidad de proporcionar la mejor educación para todos y todas, sin distinción.

Cuando dialogamos con el alumnado, cuando éste participa activamente en Tertulias Pedagógicas Dialógicas, desde un diálogo igualitario, conseguimos debatir, analizar y comprender esas lecturas. Y como resultado de ese análisis surgen inquietudes y preocupaciones que en un ambiente seguro y de confianza, se atreven a verbalizar esperando por nuestra parte como docentes y modelos de referencia una respuesta con fundamento que la ciencia haya respaldado porque ha demostrado  su efectividad.

«Yo ya sé que no es lo mismo ser chivato que denunciar (comenta un alumno de 6º de primaria). Ya que leemos muchos artículos sobre estos temas, ¿por qué no buscamos uno que lo aclare?Necesitamos explicar a otros niños y niñas y también a nuestras familias cuál es la diferencia” 

En consecuencia, ¿qué dice la ciencia al respecto? Recurrimos a la Guía para entender a tu hijo del centro de estudios Infantiles de Yale, concretamente al capítulo 23 titulado «Los niños y la violencia» para argumentar con coherencia y rigurosidad nuestra respuesta: …no se «chiva» ni es un acusica cuando al informar del maltrato para proteger la seguridad del alguien (incluyendo la suya propia). Chivarse es solo deshonroso cuando el motivo principal es causar problemas a la persona en cuestión

Los y las niñas deben saber, les tenemos que hacer llegar el mensaje de que no están haciendo nada malo al contar, al denunciar, que son víctimas o están siendo testigos de un abuso de poder por parte de otro, sino que al contrario, con sus acciones, pueden protegerse y/o salvar otras vidas.

Denunciar, es proteger, es estar alerta para actuar cuando alguien está sufriendo violencia o cuando observa que otro está abusando de otra persona y la manera de hacerlo, la forma de proceder, es adoptando un posicionamiento activo protegiendo siempre a la víctima; es lo que se conoce como bystander intervention o upstander. El papel de las y los espectadores es crucial para prevenir y frenar la violencia. La investigación apuesta por diversas maneras de actuar de forma eficaz y segura para el o la valiente que se atreve a proteger: para ello se pueden utilizar diferentes estrategias, las denominadas 5 D’s (delegar, directamente, distraer, demorar y documentar)

Paralelamente, hay que estar alerta ante la Violencia de Género Aisladora que es definida por la comunidad científica internacional como aquella violencia que se ejerce contra las personas que se posicionan y protegen a las víctimas con el objetivo principal de aislarlas.

Debemos proteger a quien protege puesto que son personas valientes que se han atrevido a romper la ley del silencio. Es por ello que se hace necesario crear momentos para reflexionar y dialogar sobre estos temas, así, de este modo, les estamos protegiendo también para preservar su integridad, para que sepan que su respuesta ha sido útil, para que así se repita con mayor frecuencia y asimismo se contagie entre sus iguales, porque además saben que no sólo han tenido éxito personal sino también éxito social pues reconocemos su seguridad, fuerza, valentía y solidaridad ante todos y todas. Pero también para que las víctimas sepan, para que sientan que no están solas y que tienen el derecho de decidir en libertad y sin coacción con quien quieren pasar su tiempo, y que puedan elegir cómo quieren que sean sus relaciones de amistad o de pareja, promoviendo interacciones de calidad exentas de violencia.

Para conseguir todos estos anhelados objetivos contamos con programas de intervención que ya han demostrado su impacto social; los centros docentes pueden elegir, entre sus modelos de convivencia,  implementar el Modelo Dialógico de Prevención y Resolución de Conflictos así como el Club de Valientes Violencia 0; ambas acciones suponen una potente herramienta de intervención para prevenir la violencia en donde quien denuncia (y no quien se chiva) es realmente una persona valiente con unos valores morales y éticos admirables, que lucha desde su propia coherencia personal,  por la transformación real de una sociedad más libre y justa.

Crear espacios de diálogo para clarificar conceptos conjuntamente con el alumnado y la comunidad educativa ayudará a justificar y a entender el por qué de nuestras actuaciones, a fortalecer el proyecto educativo del centro caracterizado por un fuerte posicionamiento de tolerancia 0 hacia cualquier manifestación de violencia, y, en consecuencia, a crear escuelas seguras donde las actitudes violentas no tengan cabida pues no poseen ningún ápice de atractivo.

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