image_pdfPDFimage_print

Para empezar, ya planteo en este artículo que la sección de Nuevas Masculinidades Alternativas de este diario está y siempre estará a favor de la libertad, la diversidad y el respeto a las diferentes expresiones de género. Queremos dejar claro este posicionamiento para abordar un aspecto que a menudo nos encontramos en los debates sobre masculinidades y que tiene una naturaleza muy superficial que no profundiza en la raíz de muchos de los problemas sociales ligados a esta temática.  También queremos clarificar esta postura porque lo que abordaremos en este artículo puede generar controversia. Como siempre nos guiaremos por las aportaciones que los men’s studies y la comunidad científica con impacto social plantea en este ámbito. 

En una ocasión en una formación sobre masculinidades a la que asistí, una de las ponentes expuso en su presentación de power point imágenes de diferentes referentes masculinos que para ella eran alternativos. Entre ellos había algunos hombres con las uñas pintadas, con rímel o sombra de ojos. Entonces yo me pregunto ¿podemos formar a la ciudadanía sobre masculinidades alternativas tan solo con este rasgo? ¿Es suficiente romper un estereotipo de género para ser una nueva masculinidad desconociendo qué actitudes tienen? La respuesta según la evidencia que tenemos es clara: No. Existen diferentes argumentos que permiten profundizar sobre ello. 

Primero, la antropología ya ha demostrado hace muchas décadas que existen comunidades y grupos sociales en los que los hombres se maquillaban. No es algo a lo que podamos llamar alternativo, ni nuevo, ni siquiera en Occidente. Quedarnos en este punto es ser muy reduccionista y poco cuidadoso con el contenido científico alrededor de las nuevas masculinidades. Podríamos equiparar esta aproximación a que la medicina diagnosticara un remedio a una enfermedad únicamente haciendo una exploración superficial del cuerpo, sin analíticas ni radiografías. Eso nos parecería ridículo y de una mala praxis profesional, pues sucede lo mismo cuando se plantea así en el ámbito de las masculinidades. 

Segundo, ¿podemos obligar a que los chicos y hombres, como está sucediendo en algunas formaciones a menores y personas adultas, se pinten las uñas porque es como una forma de deconstrucción de la masculinidad que los llevará hacia el camino de las masculinidades alternativas? Esta práctica, aparte de atentar contra la libertad de las personas, carece de total profundidad y de conocimiento de los estudios de hombres a nivel internacional. La masculinidad es un constructo cultural que se va forjando a través de la interacción humana, a través de los discursos sociales que determinan las identidades de género. De esta forma se conforma la personalidad con respecto a las masculinidades y es un proceso profundo y duradero en el que influye la socialización. De modo que deducir que aquellos hombres o niños que se pintan las uñas ya estarán socializándose en las masculinidades alternativas es inequívoco. Bad Bunny se pinta las uñas, se maquilla, pero en sus canciones, en muchos momentos, se reproduce el sexismo y la violencia machista. Hay hombres que se maquillan que son masculinidades tradicionales dominantes (MTD), así como hay hombres que no lo hacen que son nuevas masculinidades alternativas (NAM). También existe lo contrario, hombres que se maquillan que son NAM y hombres que no se maquillan que son MTD. 

Las formaciones sobre masculinidades en España necesitan reformularse y tener en cuenta lecturas científicas e investigaciones con impacto social que aporten conocimiento riguroso para ayudar a la ciudadanía. Si no lo hacen así no mejoran casi nada y se convierten en un “fast food” educativo con muy mala reputación internacional. En esta sección del DF nunca caeremos en ello.     

Views All Time
Views All Time
750
Views Today
Views Today
1
Secciones: portada

Si quieres, puedes escribir tu aportación