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La resiliencia es un concepto del cual parece hablarse últimamente muy a menudo. En  el campo del desarrollo infantil, al menos, ha sido ampliamente estudiado y respaldado por la investigación científica ganando reconocimiento y relevancia en las últimas décadas. La resiliencia es la capacidad que tenemos las personas para enfrentar y superar adversidades, adaptarse a situaciones desafiantes y desarrollarse de manera saludable a pesar de las circunstancias difíciles que puedan presentarse. Así pues, es importante que las niñas y los niños vayan adquiriendo progresivamente esta capacidad por el bien de su futuro bienestar y en el caso de quienes sufren situaciones de abuso y/o violencia, aún más, si cabe, jugará un papel crucial. 

El Centro de Desarrollo Infantil de Harvard destaca tres factores clave que contribuyen a la resiliencia en la infancia: 

Relaciones estables y apoyo: Los vínculos afectivos sólidos con las personas cuidadoras y otros adultos de confianza son esenciales para que puedan desarrollar esta competencia. Las niñas y los niños que tienen relaciones estables y de apoyo tienen más probabilidades de desarrollar la confianza en sí mismos así como la capacidad para regular sus emociones, de ahí que cultivar el sentimiento de amistad profunda y sincera desde las escuelas sea tan importante. 

Entorno cognitivamente estimulante: Las niñas y los niños necesitan entornos y expectativas altas que desafíen sus habilidades cognitivas y promuevan el aprendizaje.

Habilidades de Autorregulación y estrategias de afrontamiento: La resiliencia implica la capacidad de gestionar el estrés y las emociones de manera constructiva. Las niñas y los niños necesitan aprender a autorregularse y desarrollar estrategias saludables para enfrentar situaciones difíciles. Esto lo hacen con ayuda de los iguales, cuando es el grupo el que a través del diálogo igualitario pone o quita atractivo a determinadas actitudes. 

Podemos ayudar e impulsar el desarrollo de la resiliencia de muchas formas; fomentando las relaciones de calidad, solidarias de amistad, proporcionando estimulación y aprendizaje, modelar la resiliencia pues los adultos podemos ser modelos al enfrentar desafíos con actitudes positivas y adaptativas, confiando en su capacidad de aprendizaje y animándoles a tomar decisiones así como asumir responsabilidades adecuadas a su edad.

Sin embargo, todas estas estrategias se aúnan a través de la construcción de contextos seguros y libres que previenen de la violencia mediante la implementación de Actuaciones Educativas de Éxito en las aulas. Los centros educativos que son Comunidad de Aprendizaje están transformando no sólamente las aulas y el centro sino las comunidades de manera que en su mejora, sean éstas también las que se conviertan en esos contextos resilientes, de tolerancia cero a la violencia y construyan un futuro más sólido y esperanzador para las generaciones venideras. 

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