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Las relaciones en el trabajo condicionan de manera relevante un aspecto clave en la vida de las personas. Si bien no es necesario que se creen relaciones de amistad para poder tener una buena relación con otras personas en el trabajo, la realidad es que en muchas ocasiones esta amistad puede surgir y puede contribuir no solo a un mejor ambiente de trabajo sino también a un aumento de la productividad, eficacia y calidad del servicio que se presta. Como elementos clave para la existencia de un buen ambiente se destacan el respeto y el diálogo, que se combinan con el deseo de cooperación. 

La forma en la que conviven los hombres en el ámbito laboral tiene consecuencias directas en el ambiente que se genera. Las relaciones de poder suelen ser comunes y se reproducen en ciertos ambientes de competitividad de las empresas. Los incentivos económicos y comerciales ponen en riesgo las relaciones entre compañeros y compañeras de trabajo.

Proveer a clientes el material a precio competitivo puede poner en riesgo la relación entre comerciales. Como ejemplo, tenemos el de dos comerciales, A y B, en principio amigos, que pugnan por conseguir vender su producto a clientes que se postulan para el mismo proyecto, lo que acaba provocando un ataque hacia A, quién acaba consiguiendo el contrato. B, el que no lo consigue, lanza una serie de difamaciones y conjeturas falsas sobre mala praxis comercial a la dirección de la empresa, que se extiende, como lo hacen todos los bulos, porque el resto también los extiende y no los frenan.

Las actitudes de las Nuevas Masculinidades Alternativas en las relaciones aúnan, en la misma persona, seguridad, fuerza y valentía para posicionarse ante la injusticia y la doble moral. En este caso, la respuesta NAM de A, permitió defender su honor, su valor dentro de la empresa ante el resto de compañeros, porque en el momento en que salió la verdad clarificó el correcto proceder de esa actividad. 

La seguridad en la respuesta, el posicionamiento claro y contundente de A ante B, y la verdad de los beneficios de la actividad para la empresa provocaron que se demostrara que los argumentos subrepticios de B solo buscaban dañar la imagen de A y rompían la cooperación entre compañeros con el objetivo de conseguir un beneficio personal y un prestigio que estaban alejados de la solidaridad que se vincula a las relaciones de amistad.

Tiempo más tarde, la pérdida de confianza de A hacia la empresa y hacia las actitudes de algunos compañeros, facilitó su salida hacia un nuevo proyecto empresarial, lleno de una ilusión y cooperación que partía de la propia empresa y de las diferentes personas que ostentan los cargos esenciales. El fondo del éxito actual de este nuevo proyecto reside en el tejido laboral que se cuida y se teje con la elección de personas para cada perfil que cuadran con los criterios que se han establecido: crear un buen ambiente de trabajo; colaboración para ir consiguiendo los objetivos que sostienen y hacen crecer la empresa; y reparto de responsabilidades y diálogo para seguir con estos criterios.

En la empresa, las relaciones entre hombres crean ambientes que permiten superar las dificultades laborales que el mercado establece para que cada persona pueda prosperar en su trabajo o provoca ambientes tóxicos, de deslealtad y de egoísmo. Las actitudes NAM ayudan a los hombres que las ejercen a poder tener relaciones laborales de ayuda y colaboración y, quizás, de amistad en un futuro. Además, construyen ambientes de protección con interacciones donde la violencia y la injusticia quedan bloqueadas con más facilidad, puesto que el resto de personas reconoce que ante estos hombres no todo vale.

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