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Durante mucho tiempo los crímenes sexuales cometidos en las guerras han sido considerados por muchas personas, una forma más de imposición y conquista como si se tratase de algo inevitable en la barbarie y la violencia que ya impregna estos contextos. Una forma más de justificarla, llamándolos considerándose incluso daños colaterales. Estos delitos pueden incluir violación, esclavitud sexual, mutilación genital femenina, matrimonio infantil forzado y violencia doméstica, entre otros por lo que las mujeres, niños y niñas siguen siendo, en este sentido, las personas más vulnerables y expuestas a sufrir estos actos atroces que dejan cicatrices profundas y duraderas en las víctimas y sus comunidades. 

Afortunadamente las cosas cambian, el mundo avanza, se transforma y aunque aún hay mucho que hacer, le pese a quien le pese, mejora. Los organismos no siempre son instituciones vacías y estructuras pasivas. En 2014 la Corte Penal Internacional marcó un hito en la lucha por la justicia y la protección de los derechos humanos con la emisión del documento Policy Paper on Sexual and Gender-Based Crimes. En éste se aborda de manera específica uno de los problemas más graves y generalizados en todo el mundo como son los crímenes sexuales y de género. En el texto se plantean consideraciones y acciones que eran necesarias para abordar este tipo de violencia de una manera efectiva y garantizar que las personas supervivientes reciban la justicia que merecen. 

Así mismo, establecía varios objetivos en relación a cinco aspectos claves, la prevención y sensibilización; una investigación y enjuiciamiento efectivos; la protección de las víctimas y testigos; la restauración y reparación del daño y la colaboración y cooperación internacional, esencial para abordar estos crímenes que a menudo trascienden las fronteras internacionales. Se han conseguido avances, no obstante, siguen existiendo desafíos complejos como la estigmatización de las víctimas, la falta de denuncia debido al miedo a la represalia y la impunidad de los perpetradores por ejemplo, son algunos. 

Es por ello también, que recientemente, ONU Mujeres ha presentado una revisión a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional sobre el citado documento en respuesta a la convocatoria que el órgano judicial hiciera el pasado mayo, con el fin de mejorar esta herramienta tan importante. Las aportaciones de ONU Mujeres se concentran en 5 puntos fundamentalmente siendo uno de ellos, el de aumentar y desarrollar más el enfoque centrado en las personas supervivientes.

Policy Paper on Sexual and Gender-Based Crimes representa un importante paso adelante en la lucha contra los crímenes sexuales, un proceso que requiere el compromiso de toda la comunidad internacional, gobiernos, organizaciones internacionales y sociedad civil. La acción coordinada y sostenida en el tiempo pueden lograr avances significativos en la erradicación de la violencia y la promoción de la justicia y el respeto a los derechos humanos. 

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